
Desde hace muchos años se han utilizado diferentes formas de energía para hacer la vida de las personas mucho más fácil y a pesar de los esfuerzos que se han hecho para realizar una transición hacia alternativas más limpias, el carbón se ha mantenido vigente cómo una opción ya establecida.
Su caso es bastante curioso, ya que a pesar de no tener un futuro tan prometedor, la industria alrededor de este elemento se mantiene fuerte y con apoyo de bastante gente, ya sea por los empleos que genera o por los costos que maneja en el mercado. Si bien su uso puede presentar algunos beneficios, también son conocidos los efectos perjudiciales para el ambiente e incluso para la salud de las personas, por lo que al final se tiene que hacer un balance y analizar si vale la pena seguir dependiendo de esta roca.
Ventajas del carbón.
Energía confiable.
Es una opción que puede ofrecer energía continua y sin interrupciones, además de que muchas de las empresas del mundo tienen una estructura que saca el mayor provecho de las características de este combustible fósil. En los procesos de combustión se puede predecir adecuadamente lo que se generará por lo que prácticamente no se desperdicia nada.
Relativamente barata.
Es una de las alternativas más baratas en el mercado por lo que sigue siendo muy importante en países en desarrollo. Esto se debe a que es un producto más fácil de conseguir y no requieren tanta inversión para su transporte, de modo que se puede contar con éste a precios muy accesibles. Además, al quemarse se generan subproductos que pueden ser utilizados en otras industrias por lo que también aumenta su eficiencia.
Genera empleos.
La cantidad de minas que existen en cada país puede variar pero cada una requiere de mucho personal, por ende, se generan una gran cantidad de empleos a nivel global. El personal más representativo de estos lugares son los mineros, pero también se requieren ingenieros, administradores e incluso la experiencia de técnicos u oficios para la reparación o el mantenimiento del equipo, por lo que el trabajo nunca falta en estos lugares.
Usos variados.
Además de la generación de electricidad o el apoyo que brinda a los transportes, también funciona como un ingrediente de muchos productos que utilizamos en la vida diaria. Su función en la industria metalúrgica es muy importante, pero incluso sirve en la fabricación de ropa y papel.
Reservas abundantes.
A pesar del uso extensivo que ha visto en los últimos tiempos, se estima que puede durar de 200 a 300 años más. En países más industrializados esta cifra disminuye por la cantidad de empresas, hogares y familias que dependen del carbón, pero aún así, sigue siendo tiempo suficiente para crecer o encontrar una opción parecida, ya que en el peor de los casos se cuentan con al menos 100 años más.
No depende del clima.
A diferencia de las alternativas renovables como el viento o el sol, esta es una opción que se puede mantener operando las 24 horas del día sin importar las condiciones del clima. Esto la vuelve fundamental para lugares que siempre requieren electricidad y no pueden detenerse porque esté lloviendo o porque no haya suficiente viento.
Una industria ya establecida.
Uno de los mayores beneficios que ofrece esta roca es que su infraestructura ha existido prácticamente desde la revolución industrial, por lo que ya se cuenta con el equipo necesario para seguir procesando este producto. La tecnología para aprovechar este recurso es incluso más sofisticada, de modo que puede ser utilizada en cualquier momento.
Desventajas del carbón.
Gran impacto ambiental.
Los productos secundarios que se generan al procesar este combustible fósil pueden afectar de manera muy negativa del ambiente, ya que se liberan gases a la atmósfera, sustancias químicas como ácidos al agua e incluso se llegan a destruir ecosistemas cercanos a las minas. La lluvia ácida está relacionada con esta situación porque gran parte de los químicos que contaminan el agua y precipitan vienen de este tipo de industrias.
No renovable.
El uso continuo de este producto provocará que tarde o temprano se agote, por lo que puede resultar perjudicial generar una dependencia muy grande de esta fuente de energía. A pesar de contar con reservas grandes, el hecho de que tenga un límite le resta mucho valor porque no se podrá contar con esta en el futuro.
Se puede agotar rápidamente.
Este punto tiene que ver mucho con el anterior, ya que en la actualidad sigue siendo utilizada para muchas cosas y aunque se ha fomentado la transición a alternativas más limpias, el hecho de que sea de los elementos más utilizados para la generación de energía hace que su duración estimada en los próximos años sea variable. En el futuro cercano se espera que aún haya carbón, pero si la tecnología avanza o la población crece más, la demanda crecerá y con ello, se tendrían que replantear las estimaciones del tiempo que podría durar.
Emisiones de gases contaminantes.
El dióxido de carbono es de las emisiones que más se generan debido a este combustible y los efectos llegan a una mayor escala, porque esto influye en el calentamiento global, lo cual tiene un efecto directo en el cambio climático y una gran relación con fenómenos como la destrucción de la capa de ozono. También se sabe que se generan sulfuros e incluso metano, que a pesar de disiparse rápidamente en la atmósfera afectan considerablemente la vida marina.
Afecta la salud.
En este sentido son afectadas todas las personas, desde los obreros, hasta la gente cercana a alguna mina. Se sabe que el humo del carbón al quemarse genera problemas en los pulmones de los trabajadores que pueden tener problemas para respirar o generar diferentes enfermedades pulmonares. Además, una gran cantidad de sustancias nocivas se pueden mezclar con el agua o incluso ser transportadas por el viento al combinarse con el polvo por lo que su alcance y su daño se extienden más.