
El cuerpo humano está formado de muchos sistemas y aparatos con tareas específicas y muy importantes para funcionar adecuadamente, pero entre todos estos elementos, tal vez los que tienen mayor relevancia son los músculos, ya que están en todos lados y su función se mantiene igual al desarrollarnos.
Se podría considerar como una de las partes internas de nuestro cuerpo que podemos sentir y que en determinado momento hasta podemos trabajar con tal de tener una mejor condición física o una mejor salud. Aunque prácticamente se tiene contacto muy seguido con éstos, muy poca gente conoce su objetivo específico, ya que pueden ser más grandes, más fuertes o incluso pueden variar de acuerdo a las especies.
Músculos.
Se trata de los tejidos que se encuentran en el cuerpo y que son responsables de la contracción y distensión de las células, por lo cual es posible el movimiento. Tienen células específicas llamadas fibras musculares, las cuales se encuentran con las articulaciones y se conectan con el sistema nervioso, por el cual se tiene control en ciertas acciones.
Si se pudiera ver a simple vista sería como un tejido de color rojo, cuyo tono se genera debido a la mioglobina, que se encarga de conservar oxígeno para el metabolismo. A pesar de parecer muy simples son parte de un sistema muy complejo que abarca gran parte del cuerpo y contribuye a casi el 50% del peso corporal, transforma la energía química en mecánica y nos dan estabilidad al movernos.
Función.
De forma general se pueden describir sus funciones de acuerdo a lo que hacen en nuestro organismo, pero como se trata de una gran cantidad de músculos repartidos en todo el cuerpo también se les clasifica de manera diferente de acuerdo a su tarea principal.
Movimiento.
Si bien esta función se realiza en conjunto con las articulaciones y los huesos, no cabe duda de que es de las principales razones por las que existe este sistema. Puede ser desde correr, hasta acciones menos demandantes como mover los dedos, pero siempre estará involucrado el tejido muscular.
Estabilización.
Si sólo fuéramos una masa compuesta por los huesos lo más probable es que terminaríamos tirados en el suelo, pero como no es así podemos asumir diferentes posiciones sin ningún problema, porque podemos estar de pie, acostados e incluso soportamos parte de nuestro peso con los brazos o una sola pierna.
Temperatura.
Las contracciones generan calor por sí mismo, de modo que es posible mantener la temperatura del cuerpo a los grados ideales. Esto explica porqué en ambientes fríos se suele temblar involuntariamente, ya que es una reacción natural para producir calor de forma natural.
Flujo de sustancias.
En este caso el ejemplo más representativo es el movimiento de la sangre, ya que esto se realiza de forma involuntaria gracias a nuestro corazón. Además también cumplen esta tarea cuando consumimos alimentos, ya que éstos se desplazan poco a poco gracias a los músculos lisos.
Clasificación.
Como se mencionó también se pueden clasificar de distintas formas de acuerdo a la parte donde se encuentren o su propósito en el cuerpo.
Liso o no estriado.
Son de lenta contracción e involuntarios por lo que realizan acciones que no están a nuestro control en el interior de nuestro organismo como en los intestinos o los vasos sanguíneos.
Estriado.
También conocido como músculo esquelético, ya que está junto al sistema óseo por medio de los tendones y que cada persona puede controlar gracias al sistema nervioso central. Prácticamente es lo que hacemos con nuestros brazos o piernas, y cada parte de nuestro cuerpo que movemos libremente.
Cardíaco estriado.
Se puede considerar como una combinación de las clasificaciones anteriores, porque a pesar de ser estriado se trata del miocardio, caracterizado por sus contracciones y que no podemos controlar, porque sus acciones dependen del sistema nervioso autónomo.
Si bien existen más formas para clasificarlos, su objetivo se puede resumir en unas cuantas categorías. Como podemos ver, los músculos pueden parecer simples pero al final se trata de un sistema que trabaja en conjunto con otras partes del cuerpo para funcionar correctamente. Son importantes para vivir como en el caso de los latidos del corazón, y hasta para poder comer adecuadamente, aunque no nos demos cuenta de que contamos con éstos.