
Una memoria sana y fuerte depende de muchos factores, unos que definitivamente podemos controlar y mejorar y otros sobre los que no podemos hacer nada, como sería el paso del tiempo. Por esta razón, vale la pena poner a trabajar la cabeza de vez en cuando, ya que el ejercicio no está limitado solo a los músculos del cuerpo.
En este sentido, ejercitar la mente nos puede traer muchos beneficios en nuestra vida diaria, desde el trabajo o la escuela, hasta en simples actividades y una mejor salud, con mejores descansos al dormir o la capacidad de retener mejor la información. Lo único que se necesita es saber que hacer exactamente y tener la disposición para dedicar al menos unos minutos a mover la mente.
Ejercicios para la memoria.
Juegos.
Es una forma amena y rápida de ejercitar la mente, ya que justamente están hechos para entretener y el hecho de que nos hacen usar la cabeza los vuelve un método ideal. En los periódicos suele haber una sección de juegos donde se pueden encontrar crucigramas que ponen a prueba el conocimiento previo, además de que en librerías o en algún puesto se encuentran cuadernillos con cientos de éstos, incluyendo también ejercicios matemáticos.
Observar y recordar detalles.
Desde el nombre de alguien que se acaba de presentar, los colores de una casa al pasar o la ropa que traía puesta una persona, ser observador de los detalles más pequeños aumentará nuestra concentración y al largo plazo, también la memoria. Hay puntos que se pueden usar como referencia cuando se está perdido o simplemente para trata de recordar mejor las cosas.
Idiomas.
Cuando se aprende otro idioma hay que recordar palabras nuevas, pronunciaciones desconocidas y reglas gramaticales diferentes, por lo que esta actividad se vuelve un medio ideal para tener una memoria más fuerte. Tal vez parezca difícil al principio, pero con constancia y dedicación después se podrá pensar en hablar más idiomas.
Sumas y restas.
Si bien parece lo más simple del mundo, no significa que sea algo menos efectivo, ya que al final, se utiliza conocimiento que aprendimos a temprana edad y que realmente mueve la cabeza. Puede ser desde las operaciones que se realizan al comprar algo o desde un pequeño juego, lo importante es hacerlo por cuenta propia sin ayuda de algún aparato.
Un método efectivo en este caso es hacer sumas y restas consecutivas de los mismos números, por ejemplo, empezando desde 0, restar 2 y luego sumar 6, obtenemos 4, y desde esta cifra se vuelve a empezar para repetir el mismo proceso hasta llegar a cierta cantidad.
El objetivo aquí es no perder el flujo de las operaciones realizadas, ya que después de un tiempo será más difícil continuar, ya sea por alguna distracción o por la falta de concentración. Por esta razón, entre más lejos se llegue, más se ejercitará la memoria.
Mapas.
Cuando se va caminando por lugares desconocidos lo normal es revisar algún mapa, pero en este caso lo ideal sería tratar de memorizar la ruta de una sola vez e intentar llegar por cuenta propia. La idea de perderse no es la más agradable, pero se puede intentar para desarrollar habilidades útiles en la vida diaria, ya que habría que poner mucha atención al nombre de las calles, la distancia recorrida y alguna referencia para ubicarse en el camino, de modo que la concentración sería total y la mente tendría ejercicio de sobra.
Recordar conversaciones.
Es normal que en algún momento de una conversación se pierda el hilo de ésta y nuestra mente divague en otro tipo de pensamientos, por lo que al esforzarnos en escuchar a los demás y acordarnos de algunos detalles, la concentración y la memoria mejoraran, además de que nos daremos cuenta de que basta con poner un poco más de atención para asimilar adecuadamente la información.