Cuando el crédito no es una opción por las razones que sean y se requiere una forma de administrar el dinero que se recibe o es necesario tenerlo a la mano de forma segura, las tarjetas de débito casi siempre suelen ser una alternativa para la mayoría de las personas que no se quieren complicar mucho.
Este tipo de plásticos son populares porque permiten organizar mejor los ahorros que uno tenga o porque dan la posibilidad de abrir cuentas en algún banco con relativa facilidad, pero también es cierto que presentan ciertos inconvenientes para quien busca algo más, de modo que antes de pedir una hay que analizar sus puntos positivos y negativos para tener una mejor perspectiva para por fin decidirnos u optar por algo diferente.
Ventajas de las tarjetas de débito.
Convenientes.
Es muy fácil usarlas y son útiles para muchas situaciones, desde comprar algún producto en una tienda, hasta pagar impuestos en linea usando solo los números de la tarjeta. Siempre que la cuenta del banco tenga dinero los pagos se harán rápidamente y uno mismo puede saber exactamente de la cantidad que dispone.
Accesibles.
Solo requieren unos cuantos documentos y en algunos casos simplemente cosas que siempre se traen a la mano como una identificación oficial y un pequeño deposito inicial. En este sentido resultan más practicas para la gente que busca algo más simple, porque no hay tantas complicaciones como con las alternativas de crédito, donde hasta se investiga el historial crediticio o el domicilio de los clientes.
Disponer de efectivo.
También son útiles para sacar dinero en efectivo cuando algún establecimiento no acepte el plástico. Con la cantidad de cajeros que hay en la calle se puede contar con cierta cantidad de billetes en cualquier momento.
Efectivas en todo el mundo.
No importa si la moneda utilizada es diferente a la que uno está acostumbrado a usar en su propio país, cuando se paga con la tarjeta las conversiones se realizan automáticamente. Esto resulta útil al viajar al extranjero o al pagar en tiendas en linea establecidas en otros países, de modo que prácticamente se abre un mercado mucho más grande.
Sin intereses.
Como solamente se utiliza el dinero que uno tiene, no se generan intereses por el uso de crédito o de montos que en realidad no son nuestros. Esto permite tener una cuenta sin la preocupación de generar una deuda que se acumule y se vuelva imposible saldar.
Desventajas de las tarjetas de débito.
Cantidad limitada.
El dinero utilizado sale desde la propia cuenta de ahorros, de modo que hay un limite que se conoce muy bien y con el que tal vez no se pueda hacer mucho. En este sentido, solo es una herramienta para disponer de cantidades que realmente se tienen, de modo que si no hay mucho ahorrado no resulta muy útil.
Menos segura.
A diferencia de otras opciones, esta tiene menos protección ante casos de robo o extravío. Debido a que prácticamente está ligada a la cuenta de ahorros que se tenga en el banco, si alguien más tiene acceso a la tarjeta de débito se corre el riesgo de perder todo.
Además, en caso de adquirir un producto defectuoso y querer devolverlo o notar una transacción extraña, es más difícil recuperar el dinero. En el caso de las tarjetas de crédito esto no suele suceder porque hay una mayor protección al cliente y prácticamente se paga con lo que nos prestan.

Comisiones adicionales.
Al adquirirla siempre puede haber comisiones extra que se pasan por alto y se notan hasta que aparecen en el estado de cuenta. Esto depende mucho de la institución financiera pero puede ser desde rebasar cierta cantidad de gasto, utilizar el cajero de otra marca o hasta estar limitado con las tiendas y establecimientos que se pueden usar sin cargos extra.