Cuando hablamos del cambio de que algo ocurra, en realidad estamos hablando de la probabilidad de que ese evento suceda y cuando hablamos de probabilidad, en realidad estamos hablando de matemáticas. Es así como tenemos una forma de cuantificar las posibilidades de que algo suceda y aunque no nos demos cuenta, es algo que utilizamos en nuestra vida cotidiana.
Se habla mucho de cómo las matemáticas y la probabilidad pueden utilizarse para predecir acontecimientos futuros. Pero, ¿qué pasa cuando ocurre algo que lo cambia todo? Cuando el mundo no sigue las reglas que esperamos, es cuando tenemos que dar un paso atrás y reevaluar la situación. Quizá el suceso no haya sido tan aleatorio como creíamos. O tal vez esté ocurriendo algo más que todavía no conocemos. Para este tipo de situaciones, contamos con herramientas que nos pueden dar una mejor perspectiva de las cosas, y en este caso, las más utilizadas son la probabilidad teórica y frecuencial.
¿Qué es la frecuencia relativa?
Es una forma de calcular la probabilidad de que algo ocurra basándose en la frecuencia con la que ocurre en una muestra determinada, es decir, el número de intentos que se realizaron. En este sentido se basa en los datos reales de los experimentos, ya que si por ejemplo, se lanza una moneda 10 veces y sale cara 3 veces, la frecuencia relativa de cara es 3/10 o el 30%.
Las condiciones se dan cuando un experimento se repite un gran número de veces en condiciones idénticas, y la relación entre el número de veces que se produce un resultado deseado y el número total de ensayos se aproxima a un valor límite a medida que aumenta el número de intentos. Este valor límite es la probabilidad del resultado deseado.
Fr = (Número de intentos exitosos realizados / Cantidad de sucesos realizados) x 100
En otras palabras, a medida que los intentos son cada vez mayores, la probabilidad es cada vez más fiable.
¿Qué es la probabilidad teórica?
Se define como el número de veces en que puede ocurrir un suceso, dividiéndolo por el número total de resultados posibles. Se basa en la suposición de que todos los resultados tienen la misma probabilidad de ocurrir. Esto significa que si hay dos resultados posibles, como cara o cruz, cada resultado tiene la misma probabilidad de suceder. Por ejemplo, al momento de lanzar una moneda, y el evento es cara, lo que se espera que suceda 1/2 o 50% de las veces.
Para que se considere un evento en esta formula, debe cumplir ciertas condiciones. En primer lugar, el suceso debe poder repetirse en condiciones idénticas. Esto significa que si lanzáramos una moneda 100 veces, esperaríamos obtener 50 caras y 50 cruces. Otro aspecto importante es que todos los resultados deben ser conocidos. Por eso no podemos calcular la probabilidad de ganar la lotería, ya que no conocemos todos los resultados posibles.
Pt = (Número de intentos exitosos del suceso / Cantidad de resultados posibles) x 100
Debido a su naturaleza, no es necesario realizar experimentos para conocer este valor, ya que al cumplirse las condiciones, es posible hacer el calculo para saber el resultado probable del evento.
Relación entre ambos términos.
Es habitual confundir estos dos conceptos, pero en realidad son bastante diferentes. La frecuencia relativa se basa en datos recogidos, mientras que la probabilidad teórica se basa en suposiciones sobre lo que puede ocurrir.
Dicho esto, existe una relación en la literatura que se puede mencionar. Si una teoría es correcta, las frecuencias relativas deberían coincidir con los cálculos previstos. En otras palabras, si se dice que un suceso tiene un 20% de posibilidades de ocurrir, entonces deberíamos ver que efectivamente ocurre el 20% de las veces en los datos.
Esta relación puede ser útil para comprobar la literatura, pero cuando esto no sucede, es decir, que FR no sea igual a PT, es un buen indicio de que los textos son erróneos o que al menos tienen cierto margen de error.
En este aspecto, es importante tener en cuenta que las teorías suelen basarse en información imperfecta. Por tanto, eso no necesariamente significa que lo que leemos sea incorrecto, sino que más bien que nuestra comprensión de la situación no es completa.
Herramientas para predecir todo.
Todo lo que ocurre es el resultado de la probabilidad y las matemáticas. Cada decisión que tomamos, cada acción que realizamos, es el resultado de un cálculo en nuestra cabeza. Constantemente hacemos predicciones sobre el futuro basándonos en la información de que disponemos en el presente y, aunque no siempre seamos conscientes de ello, actualizamos constantemente esas predicciones a medida que disponemos de nueva información.
Todo esto nos da una sensación de control sobre nuestras vidas y la capacidad de tomar decisiones que pueden ayudarnos a alcanzar nuestros objetivos. Por esta razón, hay que tener en cuenta todas las variables que intervienen y, a continuación, utilizar las matemáticas para obtener un número que represente dicho acontecimiento. En este aspecto, tenemos las herramientas para predecir el futuro en cierta medida, por lo que solo hay que ponerlo en practica.