
La atmósfera es una capa de gases que rodea la Tierra y otros cuerpos planetarios. Está compuesta principalmente por nitrógeno (78%), oxígeno (21%) y argón (0,9%). Ésta se extiende unos 100 km por encima de la superficie de la Tierra y desciende hasta el suelo, donde interactúa con la tierra, el océano y los organismos y afecta a su comportamiento.
Es un sistema dinámico que cambia constantemente debido tanto a los procesos naturales como a la actividad humana. A pesar de su delgadez en relación con el diámetro de la Tierra, desempeña un papel importante en la determinación de muchos aspectos de la vida en nuestro planeta, como la temperatura y los patrones meteorológicos, la calidad del aire, la circulación oceánica y el cambio climático.
Características.
Puede dividirse en varias capas en función de la variación de la temperatura con la altitud; estas capas forman una envoltura esférica alrededor de la Tierra desde el nivel del suelo hasta aproximadamente 250 kilómetros sobre el nivel del mar.
Las tres capas son:
- Troposfera.
- Estratosfera.
- Mesosfera.
Éstas contienen distintas cantidades de ozono, vapor de agua, dióxido de carbono, gas ozono, partículas de polvo y otros componentes que varían con la altitud, así como con la ubicación en la superficie terrestre. Las características de cada capa difieren sustancialmente debido a las propiedades individuales asociadas a ellas, como la presión atmosférica, el gradiente de temperatura y la composición de los gases de cada capa; por ejemplo, el oxígeno disminuye al aumentar la altitud, mientras que el nitrógeno aumenta.
Función.
Cada capa de nuestra atmósfera cumple una función importante que mantiene estable la vida en la Tierra:
Troposfera.
Esta capa contiene el 80% de la masa atmosférica donde se produce el clima, ya que en ella se forma la mayor parte de las nubes debido a la condensación que se produce aquí por el efecto de calentamiento generado por la luz solar; las temperaturas disminuyen con la altitud, lo que ayuda a atrapar la humedad cerca del nivel del suelo, haciéndola perfecta para la formación de nubes.
Además, también tiene la mayor concentración de vapor de agua y contaminantes liberados por las actividades humanas, porque el aire caliente cerca de la superficie puede retener fácilmente más vapores y gases antes de que el aire más frío ascienda, creando una corriente de convección.
Estratopausa.
Marca el límite superior de la troposfera, lo que ayuda a estabilizar la temperatura y las presiones, de modo que la energía y las partículas permanecen atrapadas por debajo de la estratopausa, haciendo que las condiciones de vida sean habitables.
Estratosfera.
Esta capa contiene la mayor parte (90%) de la radiación solar y del gas Ozono, que absorbe la radiación solar e impide que los rayos UV y otras radiaciones nocivas lleguen a la superficie terrestre.
Mesopausa.
Marca el límite superior de la estratosfera, donde las temperaturas empiezan a descender de nuevo, permitiendo el paso de algunas radiaciones ligeras.
Termosfera.
Es la última que compone todo este sistema y contiene principalmente partículas muy cargadas y aire caliente. La temperatura aumenta con la altitud debido a la absorción y reflexión de la radiación solar, lo que la convierte en la parte más caliente de nuestra atmósfera.
Papel en el tiempo y el clima.
Con todos estos componentes, se trata de una estructura que desempeña un papel clave en los patrones meteorológicos globales al atrapar la energía térmica de la luz solar cerca del nivel del suelo, lo que provoca el desarrollo de corrientes de convección que crean nubes; éstas contienen pequeñas gotas de agua líquida que vuelven a caer en forma de lluvia o nieve cuando son empujadas hacia arriba por vientos más fuertes, formando complejos sistemas meteorológicos como tormentas o huracanes.
Además de controlar el clima a través de estos diversos patrones meteorológicos, también actúa como un filtro que elimina la dañina radiación UV emitida por el sol, al tiempo que deja pasar la luz y el calor necesarios para la fotosíntesis, lo que permite a plantas y animales llevar a cabo los procesos metabólicos esenciales para su supervivencia.
Función protectora.
Proporciona protección a la vida en la Tierra gracias a su capacidad no sólo de absorber y filtrar diversos tipos de radiaciones mortales, sino también de moderar las temperaturas, manteniéndolas más frescas durante los meses de verano y las temperaturas cálidas durante los meses de invierno, proporcionando así unas condiciones de vida adecuadas.
Además, actúa como barrera contra los peligrosos rayos cósmicos que llegan a nuestro planeta desde el espacio profundo. También es responsable de regular la humedad necesaria para los océanos y las corrientes de agua a través del proceso de evaporación, asegurándose de que haya suficiente humedad a nivel del suelo. Otro detalle importante es que también contiene partículas de polvo que mejoran la fertilidad del suelo, ayudando así a nutrir las plantas y proporcionando una fuente de alimento para los animales.
Una barrera compleja y necesaria.
Como vemos, la atmósfera desempeña un papel fundamental en el mantenimiento de unas condiciones ambientales habitables en el planeta Tierra. Sin embargo, las actividades humanas relacionadas con la quema de combustibles fósiles han provocado cambios drásticos en la estructura de la composición, lo que ha dado lugar a problemas como el calentamiento global, las lluvias ácidas y muchos problemas diversos
Muchos de los beneficios que obtenemos solo por que este sistema exista son cosas que damos por hecho, por lo que se vuelve un poco difícil apreciar la importancia de su cuidado y preservación. Después de todo, podría considerarse como el elemento más importante para el desarrollo de la vida en nuestro planeta, de modo que el daño a ésta no es cosa menor.