El ritmo al que se aprende se denomina ritmo de aprendizaje y puede definirse como la cantidad de esfuerzo y tiempo que una persona dedica a ampliar su base de conocimientos. En este sentido, uno mismo tiene que averiguar qué es lo que mejor le funciona a la hora de aprender, ya que todas las personas son diferentes en este aspecto y se puede ir lento o muy rápido a la hora de estudiar.
Los alumnos lentos se esfuerzan mucho, pero es posible que no sean capaces de recordar el material durante un periodo de tiempo prolongado. Los profesores deben proporcionarles muchas repeticiones y consejos para que asimilen el conocimiento adecuadamente. También pueden tener problemas para concentrarse durante largos periodos de tiempo.
Los alumnos que van a un paso medio también pueden tener problemas para retener ideas a pesar de que comprender mejor las cosas. Para aprender bien, necesitan cierto refuerzo y ayuda del instructor.
En el caso de los estudiantes que van a un ritmo más rápido, aunque tienen una excelente capacidad para retener el material, pueden tener dificultades para comprenderlo al principio. Para aprender bien, sólo necesitan un mínimo de refuerzo e instrucción por parte de sus profesores. Sin embargo, también les puede costar mantenerse concentrados durante mucho tiempo.
Determinar el rimo de aprendizaje.
Comprender los distintos tipos de alumnos es esencial para determinar el ritmo al que va cada persona.
- La gente visual se beneficia de ayudas visuales como diagramas e imágenes. No pueden comprender del todo lo que leen o ven si no tienen muchas imágenes que les ayuden.
- Las personas auditivas retienen los conocimientos mejor cuando los escuchan. Normalmente lo único que necesitan es un lenguaje claro para aprender.
- Mediante el movimiento y la actividad, los alumnos cinestésicos aprenden más eficazmente. Para que comprendan bien el tema, necesitan abundantes actividades prácticas.
- Por último están los alumnos que tienen un enfoque más conceptual de la educación y entienden mejor las cosas con conceptos subyacentes, mediante actividades interactivas o multimedia.
Estudiar de manera propia.
A la hora de evaluar el ritmo de aprendizaje de un alumno, hay que tener en cuenta muchos elementos. Para empezar, hay que pensar en el tiempo que necesitará para dominar una nueva habilidad o noción.
En segundo lugar, importa mucho el grado de implicación del alumno en el proceso de aprendizaje. Puede ser necesario cambiar la velocidad de aprendizaje si el estudiante no está prestando atención o no parece interesado en el contenido.
Los jóvenes también tienen que valorar si el material que están aprendiendo es relevante para su carrera o sus intereses personales. Si el contenido puede aprenderse en una sola sesión, o si necesita más práctica, es esencial conocer esta información antes de empezar.
¿Qué hacer cuando se determina nuestro modo de aprendizaje?
Una vez que identificamos el paso con el que nos sentimos más cómodos, lo siguiente es encontrar los mejores métodos para seguir avanzando.
Son preferibles los trabajos más cortos y fáciles de manejar. Esto ayuda a los niños a adquirir confianza y resistencia con estas actividades. También es una buena opción recibir comentarios donde se compare nuestro estado inicial con el estado actual, para ver que tanto hemos aprendido y ver si estamos trabajando correctamente.
En este aspecto, hay que fomentar el interés de las personas cuando estas tengan un interés especial, ya sea un pasatiempo o alguna actividad en particular. Así mejorarán su pensamiento crítico y su capacidad de comunicación.
Un ambiente inclusivo para todos.
Hay que tomar en cuenta que cada persona aprende a una velocidad diferente. Todos los niños y adolescentes tienen un ritmo distinto en su desarrollo; cada ser humano es un individuo único, con todo su entramado biológico, psicológico, social y cultural que se desarrolla de manera diferente.
Los maestros deben elegir el curso de acción apropiado para respetar las limitaciones individuales de aprendizaje de cada joven. En este aspecto hay que recordar que no existe una receta preestablecida para ello. Afortunadamente, hay una variedad de opciones disponibles, lo que hace posible que los estudiantes de todas las edades progresen al paso que se sientan más cómodos.