El modo en que los niños interactúan con el entorno y las personas que les rodean cambia drásticamente a medida que crecen. Cuando los bebes alcanzan un desarrollo físico o metas como caminar por primera vez, muchos padres se alegran, pero también pasan por alto los hitos sociales, igualmente importantes, pero menos evidentes.
En este sentido, el juego cooperativo es uno de estos hitos, ya que es uno de los primeros contactos que pueden tener los pequeños con otros niños que también están conociendo el mundo y que experimentan ser parte de un grupo social y, en este caso la diversión sirve como un medio para que expandan su visión.
Juegos cooperativos.
Se trata de las actividades que fomentan el trabajo en equipo. Generalmente son pasatiempos o hasta deportes donde se trabaja juntos en determinados roles para lograr un objetivo en común, el cual no necesariamente implica una victoria.
Pueden utilizarse como herramientas de enseñanza para ayudar a los pequeños a aprender sobre el trabajo en equipo, así como en contextos competitivos en los que los jugadores compiten entre sí.
En conjunto, es posible aprender los unos de los otros y convertirse en jugadores más fuertes a largo plazo. En este sentido, el aspecto más esencial de la actividad es la experiencia de jugar más que el resultado final.
Deportivamente, se puede tratar de que los participantes trabajen juntos para lograr un objetivo compartido. Actividades como buscar, recoger la piedra y pasar la pelota son ejemplos muy buenos que no funcionan si no se está coordinado con los demás
Beneficios.
Los deportes, el entretenimiento y en general, el funcionamiento de nuestra sociedad se basa en gran medida en la colaboración, y estas situaciones son un método estupendo para fomentar ese espíritu entre los niños. Por esta razón, los beneficios que obtienen todos se ven reflejados no solo en el juego, sino que también en la vida y crecimiento de las personas.
- Fomenta el trabajo en equipo. Los participantes aprenden a trabajar juntos de mejor manera para alcanzar su meta.
- Socialización. Uno de los mejores métodos para mejorar las habilidades sociales es realizar una actividad con un grupo de personas.
- Menos estrés en un entorno de grupo. Generalmente hay menos fricción y estrés cuando los participantes trabajan juntos. En consecuencia, las lesiones son menos probables y el espíritu de equipo se eleva.
- Fomentan actitudes positivas. Hacer algo en conjunto genera sentimientos favorables tanto hacia la actividad como hacia los demás jugadores que participan en él.
- Estimulan la creatividad. El desarrollo de nuevas formas de divertirse es más fácil cuando se empuja a los jóvenes a pensar de forma diferente y a compartir sus ideas con los demás.
¿Cuándo comienza esta etapa?
Los niños suelen empezar a participar en conjunto entre los 4 y los 5 años, pero todos son diferentes y progresan a su propio ritmo.
La capacidad de los hijos para asignar roles y aceptarlos de otras personas puede no ser una de sus mejores cualidades cuando son muy jóvenes. Esto se debe a que para divertirse juntos, requieren compartir sus ideas y las cosas que tienen, y en niños muy pequeños se ve que son más posesivos de esos objetos materiales.
En este sentido, es necesario que comprendan primero los límites y las reglas que debe seguir cada juego para que puedan convivir adecuadamente con las demás personas. Esto sólo es algo que requiere tiempo, pero con una guía adecuada de los padres podrán interactuar sin ningún inconveniente con otros pequeños para divertirse y aprender juntos.
El poder de la unión.
Como padres, pero también como parte de una sociedad, debemos asegurarnos de que las próximas generaciones tengan la capacidad y la motivación de comunicarse y trabajar juntos de forma eficaz. Es posible enseñar estas habilidades mientras se pasa un buen rato con un pasatiempo, en los deportes o con las ideas que surgen de la imaginación de cualquier niño.
La diversión y convivencia, basada en la aceptación y no en la exclusión, fomenta el conocimiento mutuo y la armonía, generando un ambiente de confianza y respeto que tiene un buen impacto en la autoestima de todos. Incluso en ambientes competitivos, la diversión y la tranquilidad aumentan al eliminar la tensión de la rivalidad y de esta forma se va creando un entorno donde los hijos crecen de manera integral con una serie de valores y habilidades que les servirán para toda la vida.