Para que seamos conscientes de nuestras acciones, necesitamos conocer el espacio que nos rodea en tiempo real. Nuestro cuerpo se mantiene constantemente en un punto, y éste sale de la trayectoria de este punto central con cada paso que damos.
En este sentido, estar en nuestro propio entorno consiste en optimizar el movimiento para el individuo. Se trata de utilizar los músculos y la posición correctos para lograr el objetivo deseado. Si bien esto puede ser algo difícil de entender, hay un concepto en particular que nos describe esta situación y nos muestra la naturaleza de las acciones que realizamos.
¿Qué es la kinesfera?
Es la parte que tenemos a nuestro alcance en nuestro espacio personal. Prácticamente es una zona en la que podemos movernos cómodamente con los brazos y las piernas. Por esta razón se correlaciona con nuestra sensación de espacio personal, o territorio. Este concepto fue ideado por Rudolf Laban, quien se destacó por su estudio del movimiento humano, y era quien describía este tema como los limites del lugar que puede ser alcanzado por la extensión del cuerpo.
En este aspecto, debido al alcance que tenemos tanto en los brazos como en las piernas, se considera que esta zona es esférica en su forma estática, pero el físico de diferentes individuos, los límites naturales, o las características de cada persona que la mueve conducen a una figura con muchas formas diferentes más allá de la que se puede expresar con simple circulo.
Por esta razón, la auténtica kinesfera define los límites del cuerpo, pero sólo se hace visible cuando un individuo está en movimiento. La forma y el tamaño de este territorio cambian según el lugar al que lleguen las personas.
Revolución dinámica.
El detalle con todas estas ideas y su relevancia se da porque se le daba una nueva dimensión al espacio de una persona y se consideraban el frente, la altura y hasta la profundidad como unas unidades que formaban parte de un sistema donde se podía definir la propia kinesfera de un individuo.
Este sistema fue creado por Laban y se ideó para representar los movimientos corporales. Utiliza símbolos para representar la dirección de un paso o un gesto, de modo que cualquiera pueda entender cómo se mueve el cuerpo del artista.
Importancia en la danza.
El concepto de espacio de Laban se basa en una esfera. Cada paso equivale a una extensión de la esfera de la persona en todas las direcciones, con la idea de que puede llegar a cualquier parte sin dar un paso y tocar o cruzar su propio límite.
Todo lo que hay que hacer es doblar y extender las extremidades en todas las direcciones para formar nuestra propia kinesfera, es decir, la extensión que se puede alcanzar mediante los movimientos del cuerpo. En este sentido, Laban creó coreografías utilizando formas perfectas que oscilan alrededor del cuerpo.
Sin embargo, gracias a la tecnología y a la observación de los expertos, podemos darnos cuenta de que los movimientos del cuerpo se extienden más en ciertas direcciones que otras. Los datos demuestran que hay más movilidad por delante del cuerpo que por detrás. Esto quiere decir que el circulo que se plantea en la zona ideal es simplemente un estado donde se alcanza la perfección, pero debido a las características humanas, es irreal.
Limites naturales.
La razón principal es la ergonomía. A las personas les resulta difícil alcanzar la espalda y por eso no tiene mucho sentido un escenario donde todo nuestro entorno personal es circular. Esto nos lleva a pensar que existe una kinesfera real y una ideal, donde la primera muestra un ovalo con varias formas determinadas por las acciones naturales de una persona, mientras que la segunda, es la apreciación ideal de su creador, en un concepto donde existe simetría y perfección.
Al final, puede considerarse un espacio que da forma y refleja los movimientos de los bailarines en su interior. También puede considerarse un contenedor para los pasos, que permite a los bailarines explorar nuevas posibilidades y crear nuevos conceptos con su técnica, su estilo y la consciencia de su propio espacio en el escenario.
Todo esto ayuda a los bailarines a conectar con sus movimientos y a crear una sensación de unidad con su pareja. Después de todo, en el escenario se combinan todos los espacios personales para darle forma a algo más grande, por lo que se debe ser consciente de todo alrededor, desde los compañeros hasta el publico presente, ya que de esta forma crean un entorno en el que puedan expresarse plenamente. Por esta razón, algunos coreógrafos consideran que este tema es uno de los elementos más importantes de la danza.