
El comportamiento del consumidor es un tema vasto y complejo que ha captado la atención de vendedores, economistas y psicólogos durante décadas. Desde la forma en que seleccionamos los productos hasta la forma en que nos relacionamos con las marcas, nuestras acciones como consumidores contienen valiosas ideas sobre nuestros deseos, motivaciones y experiencias.
Al navegar por el laberinto de opciones de productos, marcas y anuncios, queda claro que el proceso de selección de productos dista mucho de ser sencillo. Las influencias de nuestras experiencias pasadas, las normas sociales y los valores personales entran en juego, dando forma a nuestras elecciones finales de maneras únicas e intrincadas. En este contexto, los criterios del comportamiento del consumidor identificados por O’Shaughnessy ofrecen un marco exhaustivo para comprender los diversos factores que entran en juego cuando tomamos decisiones de compra.
La publicidad como protagonista.
Su modelo ofrece un enfoque perspicaz para comprender el comportamiento del cliente y destaca el papel de la publicidad en la formación de sus deseos. El modelo sugiere que los consumidores pueden no ser conscientes de sus verdaderos deseos hasta que se lo recuerdan a través de la publicidad u otras formas de promoción. Esto lleva a la conclusión de que la publicidad desempeña un papel crucial en el comportamiento del publico, ya que ayuda a despertar y clarificar sus deseos.
Cosas que no se sabia que se querían.
El modelo sugiere que la gente puede desear cosas que en realidad no necesitan, o pueden necesitar cosas que en realidad no desean. Ésta puede ser una dinámica compleja y llena de matices, ya que los consumidores suelen estar influidos por una amplia gama de factores, como consideraciones sociales, culturales y psicológicas.
En este sentido, también es importante señalar que los productos o servicios no tienen por qué coincidir exactamente con los deseos de las personas para ser adquiridos. Pueden estar dispuestos a ceder o rebajar sus expectativas en el momento de la compra, en función de diversos factores.
La búsqueda de la felicidad.
Esto puede tomar muchas formas, como la satisfacción de adquirir un artículo deseado, la sensación de seguridad que proporciona poseer un artículo necesario o la felicidad derivada de experimentar un servicio o producto concreto. Independientemente de la forma concreta que adopte, la felicidad es el objetivo último que impulsa al cliente, y comprender este objetivo es esencial para las empresas que pretenden dirigirse eficazmente y comprometerse con ellos.
Por esta razón, de acuerdo a dicho modelo:
- En el mercado de consumo actual, aparte de las necesidades básicas, la mayoría de los productos se eligen por satisfacción.
- El publico de hoy se guía por las emociones más que por la pura funcionalidad.
- Para evaluar el comportamiento del individuo, debemos reconocer la prevalencia de la incongruencia.
- El comportamiento no siempre es racional y a menudo está impulsado por deseos intangibles.
- Se subraya la importancia de comprender la satisfacción emocional en marketing.
- Las marcas deben apelar a nivel emocional para tener éxito en el mercado contemporáneo.
- Comprender la psicología y los deseos de la gente es crucial para el éxito del marketing en la era moderna.
- Los consumidores suelen tomar decisiones basadas en valores y creencias personales, más que en la pura lógica.
- La necesidad de que las marcas conecten con la gente a un nivel más profundo, más allá de la mera función y utilidad.
- El consumidor contemporáneo es complejo y multidimensional, y requiere un enfoque matizado del marketing.
Funciones.
En el centro del comportamiento de las personas se encuentran los usos primarios y complementarios de un producto o servicio, así como la facilidad con que puede utilizarse. Las funciones técnicas son un aspecto esencial de la selección de productos, ya que los consumidores buscan comodidad y eficacia en sus compras.
En este aspecto, quieren sentirse integrados con su entorno social, su sentido de sí mismos y sus aspiraciones. Las funciones integradoras ayudan a conseguir este sentimiento de pertenencia, y estas características son vitales en la selección de productos.
En el acelerado mundo actual, impulsado por el consumo, la motivación de las compras ya no se limita a una necesidad práctica o a la funcionalidad. En su lugar, se trata de la conexión emocional y la gratificación que conlleva la adquisición de un artículo. Ahora los consumidores dan prioridad a la satisfacción emocional sobre la lógica, especialmente cuando se trata de compras no esenciales.
Comprar | Por necesidad | Por Satisfacción |
---|---|---|
Finalidad | Satisfacer necesidades prácticas | Satisfacer necesidades emocionales |
Motivación | Necesidad | Deseo |
Toma de decisiones | Lógica | Emocional |
Tipo de producto | Esencial | No esencial |
Relación | Utilitaria | Hedónico |
Precio | Sensible al precio | Insensible al precio |
Lealtad | Lealtad mínima | Fidelidad alta |
Marketing | Publicidad funcional | Publicidad emocional |
Comprar una satisfacción.
Atrás quedaron los días en que la gente se limitaba a comprar un objeto para satisfacer sus necesidades básicas. En el mercado actual, se busca mucho más. Quieren algo que les llene emocionalmente y les ofrezca una experiencia única. Buscan lo que se conoce como un «satisfactor»: un producto o servicio que satisfaga una necesidad emocional más profunda, en lugar de limitarse a satisfacer una necesidad funcional.
Buscan productos que se alineen con sus valores y creencias, y que ofrezcan una experiencia única. No se dejan influir por simples tácticas publicitarias tradicionales, sino por las marcas que se alinean con su identidad personal y sus valores.
La importancia de la conexión emocional.
La conexión emocional entre las personas y los productos es ahora más importante que nunca. Quieren sentirse bien con sus compras y conectar con las marcas. Quieren sentirse valorados y comprendidos por éstas con las que deciden asociarse.
Este cambio en el comportamiento ha provocado un cambio en las estrategias de marketing. Las empresas deben centrarse ahora en crear conexiones emocionales con su público objetivo, en lugar de limitarse a anunciar sus productos. Deben comprender las necesidades y deseos y crear productos que satisfagan esas necesidades, al tiempo que se alinean con sus principios.
Un enfoque más moderno.
Al final, ya sea una necesidad de comodidad, un deseo de integración o un afán de ahorro, los criterios que influyen en el comportamiento del consumidor son un reflejo de los individuos diversos y dinámicos que componen el mercado. En este mundo en constante cambio, el estudio del comportamiento del cliente sigue siendo un campo fascinante y en constante evolución, que aporta conocimientos sobre la compleja e intrincada naturaleza de la toma de decisiones humana. Después de todo, incluso productos que ni siquiera imaginábamos que existían, con el impulso adecuado, buscamos adquirirlos cueste lo que cueste.