
Las experiencias previas pueden influir en nuestras decisiones cuando nos enfrentamos a nuevas situaciones. Por ejemplo, si siempre hemos elegido la opción racional al tomar una alternativa, es más probable que tomemos la misma opción en una nueva situación. Si bien esto puede parecer normal, hay un proceso llamado la heurística de disponibilidad, que nos muestra porque sucede esto.
Es importante tener en cuenta toda la información disponible. Esto incluye todo lo que hemos experimentado hasta ese momento en la vida, así como lo que sabemos sobre la situación a la que nos enfrentamos. Este proceso puede ser difícil, pero es esencial para elegir inteligentemente. Sin embargo, si hemos tomado decisiones basadas en las emociones o los instintos, es más probable que tomemos caminos diferentes y que incluso los resultados no nos convengan.
¿Qué es la heurística de la disponibilidad?
Es un sesgo cognitivo que afecta a nuestra toma de decisiones. Es el resultado de la forma en que funciona nuestro cerebro, y a menudo puede llevarnos a elegir algo basado en lo que sabemos y no en lo que es realmente cierto.
Este concepto puede resumirse diciendo que tendemos a pensar que es más probable que algo esté disponible si lo hemos visto u oído antes. Esto nos ayuda a tomar decisiones rápidamente y sin tener que dedicar demasiado tiempo a pensar en ello, aunque también nos priva de un razonamiento más critico o lógico.
Cuando utilizamos la heurística de la disponibilidad, a veces puede llevarnos a tomar decisiones que no nos convienen. Por ejemplo, si estamos pensando en invertir en un nuevo negocio, esta idea puede llevarnos a creer que la empresa tiene probabilidades de éxito porque hemos visto que negocios similares han logrado sus objetivos en el pasado. Sin embargo, esto no siempre es así: hay muchos factores que intervienen en el éxito empresarial y es posible que esta empresa no sea capaz de duplicar el éxito de otras.
¿Cómo afecta la toma de decisiones?
Esto se debe a que es la tendencia a emitir un juicio basado en la facilidad con la que nos viene a la mente una información concreta. Esto puede tener un gran impacto en nuestras decisiones, especialmente cuando se trata de dinero e inversiones, o hasta relaciones sociales.
En este sentido, cuando pensamos en un objeto o evento, tendemos a recordar lo primero que nos viene a la mente. Por eso mucha gente cree que cuanto más fácilmente se nos ocurra algo, más importante será. Este razonamiento puede utilizarse en muchas situaciones diferentes.
El problema con esta situación es que puede distorsionar nuestro juicio y llevarnos a tomar decisiones basadas en supuestos falsos. Por ejemplo, puede influir en nuestra elección de productos, servicios e inversiones. También puede afectar a nuestro juicio a la hora de tomar decisiones sobre riesgos y oportunidades. La heurística de la disponibilidad puede incluso llevarnos a tomar decisiones que no nos convienen.
Es posible por ejemplo, que al comprar algo, se adquiera porque lo tiene alguien más o porque ya hay una fidelidad con una marca. Si bien no es un razonamiento malo, hace que se omita el criterio propio, no se haga un análisis más profundo y se omitan más factores a considerar.
Se pueden englobar ciertos puntos:
- Juzgar que la probabilidad de algo es mayor cuando son capaces de recordar más ejemplos de que haya ocurrido.
- Sobrestimar la probabilidad de éxito porque tenemos más experiencia con otros resultados.
- Tomar decisiones basadas en experiencias pasadas y no en la realidad actual.
El cerebro utiliza atajos.
Al final, pensar en algo complejo puede ser complicado y cansado, pero si le dejamos todo a la experiencia previa o a nuestro conocimiento, podemos ahorrarnos reflexiones y dolores de cabeza. Por esta razón se suele presentar esta situación, aunque no sea lo mejor, ya que prácticamente hacemos suposiciones basadas en la cantidad de información que disponemos, sin tomarnos el tiempo de analizarla.
Por ejemplo, si sólo tenemos datos limitados sobre un tema concreto, podemos suponer que no hay mucha información disponible o, si sólo escuchamos una parte de la historia, podemos suponer que la otra parte no existe, lo cual nos presenta un escenario irreal donde nuestro criterio y opiniones se sustentan en verdades a medias, que de cierta forma pueden tener una influencia negativa en nuestra vida.
Si algo es fácil de recordar, tendemos a tomarlo como verdad, aunque no sea necesariamente exacto. En este aspecto, es natural que queramos evitar el dolor y el sufrimiento, por lo que tendemos a sobreestimar las posibilidades de eventos negativos y subestimar las posibilidades de eventos positivos. Aun así, vale la pena tomarse un tiempo para pensar mejor las cosas y no solo basarnos en lo que ya ha sucedido. La mejor manera de superar esta situación es educándonos acerca de las probabilidades reales de que ocurran determinados eventos y entender que cada caso puede ser diferente.