Los argumentos son una parte importante de la vida. Nos ayudan a resolver disputas, a aprender nueva información y a comunicarnos con los demás. Éstos pueden ser tanto positivos como negativos, pero el objetivo es siempre llegar a una resolución con la que ambas partes estén contentas. A veces es más difícil de lo esperado enfrentarse a una discusión, pero entender por qué éstas son importantes ayudará a manejarlas mejor.
Después de todo, el dialogo es útil para hacer avanzar opiniones diferentes o para resolver problemas. Sin embargo, no todas las ideas son iguales. Un buen argumento es convincente, persuasivo y se basa en principios lógicos. También debe ser razonable y justo y en general, debe ser eficaz para mejorar las probabilidades de resolver algo, por lo que hay que saber respaldar lo que decimos.
¿Cómo apoyar tus argumentos?
A menudo es más fácil dialogar cuando ambas partes están preparadas. Esto significa tener un tema, tener las palabras correctas y hasta oído para escuchar. Conocer estos tres aspectos básicos ayudará a mantener conversaciones productivas con quien quiera comunicarse. La mayoría de nosotros conocemos la importancia de respaldar nuestros diálogos; sin embargo, a menudo nos olvidamos de hacerlo. Si no tenemos las palabras correctas, acabaremos por no comunicarnos en absoluto.
Debido a esto, para dialogar eficazmente, es importante respaldar las ideas con pruebas. Hay varias formas de hacer esto, y cada una de ellas puede ser eficaz de distintas maneras. En este sentido, se pueden seguir ciertos principios para tener la garantía de que nuestra palabra tiene fuerza y veracidad.
- Utilizar pruebas de fuentes fiables. Siempre que sea posible, se debe tratar de utilizar fuentes verificadas por terceros con credibilidad. Esto ayudará a generar confianza en tu argumento y lo hará más persuasivo.
- Proporcionar ejemplos. Cuando se dan ejemplos, es posible ilustrar un punto de vista más claramente y hacer que la idea planteada sea más efectiva.
- Utilizar estadísticas y datos. Toda esta información puede ayudar a ilustrar la magnitud de un problema o el impacto de un cambio con cifras que muestran claramente el punto.
- Ser transparente con el razonamiento. Es importante que los demás sepan por qué se dan ciertas opiniones y como afecta a todos. Esto les ayudará a entender y evaluar mejor las ideas planteadas.
A pesar de todo, a veces puede ser difícil hacer todo esto sin parecer emocional. Intenta mantener la calma y la concentración. Cuando estás enfadado o emocional, es difícil pensar con claridad. Por esta razón, prepárate para responder a las preguntas y trata de hacerlo rápido, porque no conviene esperar mucho o parecerá que no tienes dominio del tema. También es importante prestar atención al tono de la persona que habla. Si te molesta o te ofende, probablemente sea mejor no entablar una conversación.
Apegarse a los hechos.
Si se incluyen hechos relevantes y convincentes, se puede reforzar el caso y hacer que las palabras sean más persuasivos.
- Investigar a fondo el tema. Si vas a escribir sobre un tema controvertido, asegúrate de investigar primero.
- Sé selectivo con tus datos. No te apoyes en pruebas anecdóticas o experiencias personales para respaldar tu argumento; utiliza en su lugar datos y estadísticas. Esto ayudará a que las palabras resistan el escrutinio y resulte más convincente.
- Utiliza ayudas visuales para facilitar la comprensión de tus argumentos. Si tienes gráficos, tablas o fotos que ilustren las ideas, hay que incluirlos. Esto ayudará a los lectores a entender lo que dices con mayor claridad.
Utilizar lógica.
Una de las mejores formas de apoyar tu argumento es utilizar la lógica. Utiliza el razonamiento inductivo y deductivo para respaldar tus puntos. Asegúrate de que no estás juzgando ni discutiendo; intenta ser comprensivo y justo. Si eres capaz de hacerlo, estarás mejor preparado para mantener conversaciones sanas con las personas que te rodean.
A menudo es difícil hablar en grupo. Podemos sentirnos tímidos o pensar que nuestra opinión no será escuchada. Pero la verdad es que si somos capaces de utilizar la lógica y mantenernos calmados, es probable que los demás nos escuchen. Por eso debes practicar siempre el hablar con calma y racionalmente, incluso cuando no estés de acuerdo con la persona que habla. De este modo, podrás entablar un diálogo constructivo y, posiblemente, resolver el problema en cuestión.
Respaldar las palabras.
Como vimos, los argumentos son importantes por varias razones. A veces ayudan a las personas a entender diferentes puntos de vista y a llegar a un consenso. También pueden ser una forma de resolver pacíficamente los conflictos. Pero lo más importante es tener las herramientas adecuadas para respaldar lo que decimos.
También hay que ser respetuoso con las posturas de los demás, aunque no creas que sean del todo correctas. Cuando se tienen en cuenta todas estas cosas, es probable que sea más fácil para ambas partes encontrar un compromiso con el que todos puedan vivir.