
La erupción de un volcán es un fenómeno natural que no se ve muy a menudo, porque éstos pueden mantenerse inactivos por largos periodos de tiempo, al punto de que ni siquiera una vida sería suficiente para verlos, pero que cuando suceden tienen un enorme impacto para las personas, la naturaleza e incluso para la geografía de lugar.
Desde el pasado se ha podido observar la actividad de una cantidad considerable de éstos y si bien sus efectos han quedado claros para mucha gente, no fue hasta la actualidad que se pudo tener una idea de las razones para que se presente esta situación. Como se habla de la fuerza de la naturaleza poco se puede hacer para evitarlos, pero conocer tanto su origen como sus efectos ayuda a tener una cultura de la prevención adecuada.
Causas de una erupción volcánica.
En el interior de la tierra, bajo la superficie terrestre, hay rocas derretidas por las altas temperaturas y a las cuales llamamos magma. Estando en estado liquido es menos densa que todos los materiales que se encuentran ahí, sean otras rocas o gases como el dióxido de azufre.
Debido a esta diferencia de densidades el magma se elevará, pero además la presión aumentará ya que todos los gases que ahí se encuentran aumentaran su volumen. Una vez que dan estas condiciones, es cuestión de tiempo para que todo este material derretido a altas temperaturas salga expulsado hacia la superficie y se generé lo que conocemos como una erupción.
Algo importante que hay que mencionar es que los volcanes surgen donde hay ciertas rupturas en la superficie de la tierra, las cuales se generan por el movimiento de las placas tectonicas, ya que en una zona más solida la presión no es suficiente para liberar todo el material hasta la superficie.
Consecuencias de una erupción volcánica.
Desplazamiento de gente.
Es una situación que tiene ciertos protocolos para evacuar a las personas y ponerlas en lugares seguros, pero en casos más extremos los hogares incluso se abandonan de forma permanente. Como todo fenómeno natural, presenta riesgos que siempre se tratan de evitar, y una de las maneras más efectivas para lograrlo es desplazarse a zonas más alejadas, ya que la lava no es algo que se pueda detener.
Interrupción del trafico aéreo.
Las grandes cantidades de ceniza y humo que son expulsadas de un volcán dificultan la visibilidad en la tierra y en el aire. El detalle está en que presenta un riesgo latente para los aviones, no solo por que cueste trabajo ver, sino también porque si la ceniza se llega a acumular en los motores puede causar que éstos fallen y suceda un accidente.
Problemas de salud.
La ceniza que se genera alcanza muchos kilómetros de distancia y además de complicar la visibilidad, también puede provocar distintas complicaciones al respirar. Gente con asma u otro tipo de enfermedades en los pulmones es más vulnerable, pero como también se liberan gases incluso las personas más saludables deben tener precaución, porque normalmente se libera en el aire dióxido de carbono o dióxido de azufre.
Destrucción.
En las poblaciones cercanas se pueden esperar diferentes niveles de destrucción dependiendo de la intensidad con la que haga erupción un volcán, pero considerando que haya lava por todos lados, incluso desaparecerían construcciones enteras. Si bien en algunos casos la lava no es muy rápida, como su flujo es constante arrasa con todo a su paso, quemando vegetación, carros, casas e incluso personas y animales.
Formación de islas.
Uno de los efectos más conocidos es la formación de nuevas islas después de que la lava se enfría, ya que deja terreno solido que permanece flotando en el mar. En este caso se pueden dar tanto en tierra como debajo del océano, e incluso islas que ya tenían años de existencia aumentan su tamaño por esta situación.