
En el universo existen toda clase de cuerpos celestes y astros orbitando con un rumbo específico y a gran velocidad, pero de entre todos estos destaca lo que tenemos más cerca e incluso podemos ver, tal como el caso de la luna, la cual ha acompañado a nuestro planeta desde hace mucho tiempo y cuenta con sus propias características.
Ya sea durante el día o la noche, dicho satélite puede ser apreciado a pesar de lo lejos que se encuentra y aunque siempre ha estado fuera de nuestro alcance ha sido un gran tema de estudio durante muchos años. Lo que sabemos hasta ahora es el resultado del trabajo de muchos astrónomos e incluso gracias a las primeras incursiones más allá de la atmósfera, de modo que existe mucho que aprender.
La luna.
Se trata del único satélite natural que tiene la tierra y que al parecer se formó casi al mismo tiempo que nuestro planeta. Debido a su tamaño, pero también a la distancia a la que se encuentra es el objeto de mayor tamaño que se puede apreciar en el cielo y debido a su posición con respecto al sol podemos apreciarla de varias formas en muchas fases.
Las teorías más aceptadas sobre su origen hablan de una colisión con un objeto casi igual de grande que un planeta, el cual al chocar con la tierra disperso una gran cantidad de escombro que alcanzó tales temperaturas que se llegó a fundir y poco a poco fue tomando la forma del satélite que conocemos ahora.
Características.
Se pueden mencionar muchos puntos sobre la luna en relación con la tierra, sobre los efectos que tiene sobre ésta o incluso al compararla con otros astros del sistema solar. Tiene un diámetro aproximado de 3475 km, una masa de 7.35×1022 kg y se encuentra a una distancia de 384,400 km. Su gravedad es de 1.62 m/s2 o un 16% más de lo que sentimos los humanos, lo cual es la razón por la que se tenga la idea en la cultura popular de que la gente prácticamente flotaría en este lugar.
Estructura.
Así como cualquier planeta también está formada por un núcleo, una corteza y un manto. El centro es de hierro y se encuentra en estado sólido en un radio aproximado de 240 km, aunque se trata de un dato que cambia cada cierto tiempo porque los avances de la tecnología también ofrecen una mayor precisión. Está seguido del manto formado, por magnesio, hierro, silicio y oxígeno, donde después se llega a la corteza y es posible encontrar los mismos elementos pero también ciertas cantidades de aluminio, calcio y hasta potasio.
No es un cuerpo con luz propia, pero si podemos verla brillar en el cielo es debido a que refleja la luz del sol. Esto también influye en las distintas fases que se ven en la noche, porque al orbitar la tierra su posición cambia después de cierto tiempo. Gracias a esto es que se pueden ver los fenómenos que conocemos como eclipses y desde la luna nueva, hasta el cuarto menguante con una forma diferente.
Ambiente.
Una de sus características más importantes es la falta de una atmósfera muy espesa que la proteja, ya que esta es la razón por la que se pueden apreciar muchos cráteres en su superficie. Además, esto también influye en las temperaturas que se llegan a registrar en este lugar, porque cuando los rayos del sol llegan directamente se alcanzan hasta los 120 °C pero en las partes más oscuras puede bajar hasta los -170 °C.
Influencia.
Otros detalles que tiene están relacionados con su fuerza de gravedad y la influencia de ésta. Esto principalmente tiene que ver con las mareas, porque se forman debido a la atracción gravitacional que se ejerce sobre la tierra, lo cual se puede notar más en noches de luna nueva o llena con mareas de mayor intensidad. Por otro lado un punto curioso que destaca es su velocidad de rotación, porque es exactamente la misma que la de nuestro planeta. Esto genera que siempre veamos la misma cara y el otro lado sea completamente oscuro. En este sentido se tiene que su periodo de traslación es igual a su rotación, la cual se da en 27 días terrestres.