
Los humanos somos seres inteligentes que aprovechamos los recursos que tenemos al alcance para conseguir nuestros objetivos, y entre las tantas herramientas que hemos utilizado desde la antigüedad, se encuentran los argumentos deductivos, que a pesar de parecer muy simples destacan por su naturaleza lógica.
Para muchas personas una plática puede ser un hecho común y sin mucha complejidad, pero si se observa con un poco más de atención, nos podemos dar cuenta de que se pueden escuchar cosas que nos hacen reflexionar o pensar de una forma más profunda. Es por esta razón que vale la pena comprender este concepto, que incluso involucra a filósofos de eras pasadas.
Argumentos deductivos.
También conocidos como silogismos, un argumento se considerará como deductivo cuando sus premisas tienen la información suficiente para probar todo lo dicho en la conclusión. Esto quiere decir que la información brindada en primera instancia es suficiente para concluir algo, ya que el resultado obtenido no es nada más que lo mencionado en las premisas.
Por esta razón este tipo de enunciados son considerados como la parte explícita de la lógica, ya que lo que se intenta decir es bastante evidente. En este sentido, su consecuencia es algo esperado y por la misma razón, se pueden clasificar de acuerdo a su validez y solidez, lo cual a su vez nos impide tener hechos falsos a partir de algo verdadero.
Validez.
Este es un concepto relacionado con el orden de las premisas y la estructura en la que éstas se presentan. En términos más simples, se puede ver cuando un argumento tiene sentido por el simple hecho de seguir un orden lógico. En el caso de que suceda lo contrario, es decir, que la conclusión no tenga nada que ver con las premisas, lo que se dice es que “no hay secuencia”, por lo que la importancia de la estructura sigue prevaleciendo.
Todos los mamíferos tienen corazón.
Los perros son mamíferos.
Los perros tienen corazón.
Como se puede apreciar, las premisas tienen tal orden que al momento que se llega a la conclusión, esta tiene sentido debido a la lógica que obtiene basada en la secuencia y la estructura en que se presenta toda la información. A diferencia de su contraparte inductiva, desde el principio se tienen todas las herramientas para llegar al resultado.
Cuestionamientos.
Algo a tomar en cuenta en este tema en particular, es que no se trata de enunciados que aporten nueva información, ya que en el ejemplo anterior se tienen datos que se conocen y que en algunos casos pueden parecer bastante obvios. En este sentido, lo que se tiene es una herramienta que verifica los datos existentes.
Otro detalle importante es que los resultados mostrados pueden ser tanto válidos como inválidos. En este punto lo que hay que preguntarse es tanto la veracidad, como la validez que tenga un argumento. Si sus premisas se asumen como una verdad absoluta, la conclusión tendrá la misma naturaleza, pero en el caso contrario, la consecuencia será algo inválido surgido a través de elementos falsos.
Solidez.
Es en esta instancia donde entra el concepto de solidez, el cual hace referencia a la calidad de los datos que se ofrecen y como éstos pueden ofrecer veracidad a los resultados.
Al final, toda esta clase de silogismos deben tener un poco de sentido común, ya que un elemento sólido siempre puede ser válido, pero no al contrario, ya que a pesar de que algo tenga validez no necesariamente implica que sus premisas sean sólidas.
El suelo que pisamos es plano.
La tierra es el suelo que pisamos.
La tierra es plana.
Debido al orden estructurado que tiene el silogismo anterior se trata de un elemento con validez lógica, pero por nuestra propia experiencia o los conocimientos que hemos aprendido a lo largo de la vida sabemos que sus premisas no son ciertas, por lo que no son de calidad y carecen de solidez.