La gente suele tener prejuicios contra las nuevas ideas. Puede que tengan miedo al cambio, o que simplemente prefieran el statu quo. Esto puede provocar un conflicto de ideas entre las cosas nuevas o los conceptos que tenemos arraigados desde hace mucho tiempo. Esto genera un desequilibrio conocido como disonancia cognitiva, donde entran en conflicto todas nuestras ideas e incluso se pone a prueba lo que creemos.
Para cambiar nuestra forma de pensar, primero tenemos que entender por qué pensamos así. Nuestros cerebros están programados para buscar patrones y establecer conexiones entre cosas que consideramos correctas. Esto son los sesgos, y es una de las principales razones por las que la gente se aferra a sus creencias incluso cuando se le presentan pruebas de lo contrario. Por esta razón es importante entender este tema y ver las posibilidades que tenemos cuando estamos dispuestos a escuchar diferentes perspectivas.
Teoría de la disonancia cognitiva.
Es una teoría psicológica que sugiere que las personas tienen una tendencia natural a buscar información que confirme sus creencias o prejuicios existentes. Esto significa que las personas son más propensas a creer la información que apoya sus propios puntos de vista, aunque no sea necesariamente cierta. La teoría también sugiere que la gente hará todo lo posible por evitar la información que contradiga sus creencias existentes.
La teoría fue propuesta por primera vez por el psicólogo Leon Festinger, y desde entonces ha sido respaldada por un gran número de investigaciones. Se ha utilizado para explicar una amplia gama de fenómenos, como por ejemplo por qué la gente se aferra a creencias falsas a pesar de las pruebas en contra, por qué se resiste al cambio incluso cuando sería beneficioso para ellos, y por qué es más probable que recuerde información que apoya sus propias opiniones.
En este sentido, puede manifestarse de muchas maneras. Por ejemplo, alguien puede justificar el gasto de dinero en algo que no puede permitirse diciéndose que es una inversión, o racionalizar la permanencia en una relación abusiva convenciéndose de que el abuso no está ocurriendo realmente. Las personas suelen utilizar justificaciones similares cuando se enfrentan a decisiones o elecciones difíciles; en lugar de admitir que han tomado la decisión equivocada, encontrarán formas de racionalizarla y convencerse de que era lo correcto.
Aunque la disonancia cognitiva puede llevar a la gente por el mal camino, también puede aprovecharse para el bien. Por ejemplo, los terapeutas pueden utilizar técnicas de este tipo para ayudar a los pacientes a superar fobias u otros miedos irracionales. Exponiéndolos de forma gradual y segura a las cosas que más temen, los terapeutas pueden ayudar a los pacientes a desafiar sus creencias negativas y, finalmente, a superarlas por completo.
Del mismo modo, los padres pueden utilizar estas ideas para ayudar a sus hijos a desarrollar hábitos saludables; asegurándose de que haya consecuencias para el mal comportamiento, como quitarles los privilegios, los niños aprenden a tener autocontrol y responsabilidad, al tiempo que se sienten motivados para portarse bien.
En resumen, la teoría de la disonancia cognitiva nos ayuda a entender por qué a veces nos aferramos a falsas creencias o tomamos malas decisiones a pesar de las pruebas que sugieren que deberíamos hacer lo contrario. También proporciona una visión de cómo podemos cambiar nuestros comportamientos y patrones de pensamiento para mejorarlos
Beneficios de aceptar la disonancia cognitiva.
Para los individuos, la idea de cambiar sus ideas preexistentes puede conducir a un crecimiento y desarrollo personal, ya que las personas aprenden a cuestionar sus propias suposiciones y prejuicios.
Para la sociedad en su conjunto, puede ayudar a reducir los prejuicios y la discriminación al animar a las personas a examinar sus propios prejuicios. Otro aspecto positivo es que es más probable que las personas cooperen con otras cuando comparten creencias similares. Esto puede conducir a un mayor entendimiento y cooperación entre los distintos grupos de la sociedad.
Naturaleza de la teoría.
Ha sido respaldada por varios estudios a lo largo de los años. Un estudio descubrió que las personas eran más propensas a recordar información coherente con sus actitudes y creencias preexistentes que la información incoherente con ellas. Otro estudio descubrió que era más probable que los sujetos juzgaran una afirmación ambigua como verdadera si confirmaba sus creencias existentes, y falsa si las contradecía.
A pesar de su apoyo científico, tiene algunas limitaciones. No explica por qué algunas personas se resisten más que otras a cambiar sus creencias ante nuevas pruebas. Tampoco explica por qué algunas personas están dispuestas a aceptar pruebas contradictorias si conducen a un resultado deseado, tal como conseguir un trabajo o ganar una discusión. No obstante, sigue siendo una herramienta útil para comprender cómo y por qué la gente se aferra a cosas inexactas o falsas.
Aprender del fracaso.
Un detalle particular y que tiene mucha importancia es lo que implica aferrarse a cierto grupo de creencias. Este sesgo de confirmación puede tener una serie de consecuencias negativas, como dificultar que la gente aprenda de sus fracasos.
Cuando la gente fracasa en algo, suele culparse a sí misma. Esta culpa puede ampliarse si la persona tiene la idea de que debería haber sido capaz de tener éxito. Por ejemplo, alguien que cree que la inteligencia es fija puede llegar a la conclusión de que no es lo suficientemente inteligente para hacer algo después de fracasar. Este tipo de pensamiento puede impedir que la gente lo intente de nuevo y aprenda de sus errores.
Debido a que este concepto sugiere que los humanos tenemos una tendencia natural a buscar información que confirme nuestras ideas, puede resultarnos difícil aprender de nuestros fracasos, ya que los atribuimos simplemente a defectos personales, en lugar de analizar objetivamente lo que salió mal. En este aspecto, es importante intentar superar esta disonancia cognitiva para mejorar nuestras posibilidades de éxito en el futuro aprendiendo de los errores del pasado.
Del conflicto a la creatividad.
Curiosamente, también se tiene la idea de que es más probable que la gente cambie su convicción en respuesta a la información que contradice sus creencias existentes si se les presenta esa información de forma creativa o novedosa. En otras palabras, es más probable que la gente tenga una mentalidad abierta si encuentra nuevas ideas de forma inesperada.
Así que, desde la perspectiva del conflicto, la creatividad puede ser la clave para hacer cambiar de opinión a alguien. Presentando nuevos conceptos con creatividad, podemos superar el sesgo de confirmación y ayudar a la gente a ver las cosas desde una perspectiva diferente.
En este sentido, el sesgo de confirmación es una fuerza poderosa porque nos permite sentirnos cómodos en nuestros dogmas y nos hace resistentes a todo lo nuevo. Es importante ser consciente de esta tendencia para poder contrarrestarla conscientemente cuando sea necesario. Una forma de hacerlo es buscar información contradictoria, en lugar de buscar sólo información que se adecue a nuestra narrativa. En pocas palabras, vale la pena intentar salir de nuestra zona de confort y mirar las cosas desde ángulos diferentes.
Otra forma de cambiar nuestra forma de pensar es reconocer el papel que desempeñan las emociones en nuestra toma de decisiones. Cuando nos sentimos amenazados o ansiosos, nuestro cerebro entra automáticamente en modo defensivo y empieza a buscar formas de protegernos del peligro percibido o en este caso, de ideas que puede derrumbar todo lo que hemos creído hasta ahora. Esto puede llevarnos a tomar decisiones basadas en el miedo en lugar de la lógica.
Por esta razón, si quieres cambiar tu forma de pensar, empieza por ser más consciente de tus propios prejuicios y desencadenantes emocionales. Haz un esfuerzo consciente para buscar diversas perspectivas y desafiar tus suposiciones con regularidad. Con el tiempo, estos hábitos te ayudarán a desarrollar una mentalidad más flexible y abierta