Cuando crecemos desde pequeños, nuestro comportamiento siempre es regido por ciertas reglas que debemos seguir para comportarnos adecuadamente con las personas que nos rodean. Si bien puede parecer algo simple y que damos por hecho, elementos como los buenos modales son importantes para integrarnos correctamente en una sociedad.
Nuestro comportamiento a temprana edad suele ser un reflejo de la educación que recibimos por parte de nuestros padres y aunque esto puede variar de acuerdo al interés que tenga cada quien, la mayoría de las personas suelen desarrollarse coincidiendo en ciertos aspectos básicos de educación.
Buenos modales.
Se pueden definir como el conjunto de normas de comportamiento que nos permiten interactuar de una manera adecuada con los demás y hasta con nosotros mismos. Normalmente suelen distinguir a alguien como un miembro educado y civilizado, y son muchas cosas, desde como saludar y presentarse, hasta la etiqueta para comer correctamente.
Cabe mencionar que es que algo que está influenciado por las cuestiones culturales de cada región, ya que como son elementos que se enseñan a temprana edad, suelen estar permeados por las costumbres locales que normalizan ciertos comportamientos.
Los viajeros suelen estudiar desde antes las normas de conducta de los lugares que visitarán, porque alguna acción o comentario que hagan puede resultar ofensivo sin siquiera darse cuenta. Por eso es importante entender que el desconocimiento de los modales puede generar situaciones tensas.
Propósito de los buenos modales.
Muchas personas suelen subestimar la enseñanza de este tipo de cosas, ya sea porque suelen omitirlos en su vida diaria o porque simplemente no les parecen útiles, pero al final es un hecho que ayudan a definir la clase de persona con la que se trata e incluso brindan ciertas oportunidades.
Es muy común, por ejemplo, evitar asociarse con personas groseras o maleducadas, ya que suelen crear situaciones tensas, conflictivas y hasta llegan a ser una mala influencia. Por el contrario, una persona bien educada suele atraer más gente, generar más respeto e incluso su porte sirve como una razón por la que las personas quieran seguir su ejemplo.
Como están muy ligados al comportamiento humano, se tratan de acciones que se pueden ver día a día y toman en cuenta la consideración y el respeto hacia los demás.
- Saludos.
- Dar las gracias.
- Ceder el lugar a quien lo necesita.
- Ayudar a bajar del transporte a alguien.
- Escuchar atentamente a quien habla.
- Comer con la boca cerrada.
- Sentarse correctamente.
Falsedad.
Al final, son el elemento que nos permite marcar la diferencia entre tener una buena relación con nuestros colegas, vecinos y hasta con nuestros familiares. En este sentido, no necesariamente se puede tener un interés real en la amabilidad o la cortesía, sino más bien en el juicio que haga la sociedad de nosotros.
Esto se debe a que en un mundo donde una gran cantidad de ojos están encima de nosotros, nuestro comportamiento puede ser criticado por cualquier cosa, de modo que aunque alguien no sea genuinamente cortés, al menos sabrá aplicar adecuadamente las normas de etiqueta. Dicha situación vendría por la necesidad de crear una buena imagen ante los demás, pero en este caso ya también estaríamos hablando de actitudes falsas e hipócritas.
Por esta razón, dependería de cada quien, y de la educación que se tuvo, juzgar cuando podrían considerarse de verdad buenos modales, si cuando son genuinos o solamente cuando surgen por costumbre e impulso.