En la industria existen muchos tipos de materiales que se pueden clasificar de acuerdo a la composición que tienen y y una de las mejores formas para organizarlos sabiendo si son ferrosos o no. Sus beneficios así como su estructura varían, por lo que vale la pena conocer cada caso.
En cualquier lado se pueden ver diferentes tipos de metales, ya sea que estén hechos de acero, níquel, aluminio u otro tipo de aleación, tanto en construcciones como en utensilios del hogar y aunque la diferencia entre un material y el otro puede parecer obvia a simple vista, si se analiza a profundidad cada pieza se verá que hay variaciones incluso en sus propiedades.
Metales ferrosos y no ferrosos.
Con una definición simple se podrían explicar como los metales que contienen hierro y los que carecen de éste respectivamente, pero para profundizar más en la diferencia se pueden analizar sus distintas propiedades y usos. La etimología de la palabra proviene del latín ferrum, que describe al hierro, el cual es representado con el símbolo químico Fe.
Metales con hierro.
Estos se caracterizan por tener una gran durabilidad y por lo tanto es común utilizarlos en construcciones o la creación de herramientas y dependiendo de su composición, también pueden ser maleables como en el caso del acero, con el cual se construyen una gran cantidad de objetos y es el mejor ejemplo de este tipo de materiales.
Metales sin hierro.
Hay una gran cantidad de aleaciones que entran en esta categoría y los usos que tienen son igual de grandes. Se tiene por ejemplo, al oro o la plata que por su belleza se encuentran en joyas o aparatos de lujo, mientras que el cobre por ejemplo, se usa en los cables al ser un gran conductor de la electricidad o el aluminio, que debido a su baja densidad es una alternativa al acero más ligera pero resistente.
Costo.
Un gran punto donde se pueden diferenciar es en el costo de la materia prima, ya que los materiales ferrosos compuestos en su mayoría de hierro, son baratos por usar un elemento abundante en la naturaleza, mientras que en el caso contrario, los objetos llegan a ser bastante caros por la cotización que tienen elementos como el oro o porque los procesos para convertirlos en materiales útiles son algo elevados como en el caso del aluminio.
Oxido y magnetismo.
Tal vez a simple vista no sea posible diferenciar un metal de otro, pero tienen ciertas características que los vuelven fácilmente identificables. Las aleaciones ferrosas normalmente reaccionan con el oxigeno y el agua, por lo que son propensas a oxidarse, de modo que si tienen óxido lo más probable es que sea Fe2O3. Otro punto que nos puede ayudar a identificarlo es el magnetismo, ya que la mayoría de estos materiales cuentan con esta propiedad, útil para crear motores o aparatos eléctricos.
Resistencia a la intemperie y maleabilidad.
Aunque no sean propiedades muy evidentes, en el caso de los materiales no ferrosos es de notar que son más maleables e incluso más ligeros. Además, a diferencia de su contraparte, son más resistentes a la oxidación y la corrosión, por lo que se utilizan en una gran cantidad de objetos que se encuentran en la calle como señales de tránsito o en tuberías por donde pasa una gran cantidad de agua.