En los últimos años, ha habido un movimiento creciente a favor de la libertad de trabajar como quieras. La idea básica es que los trabajadores deben tener la flexibilidad de elegir cuándo y cómo trabajar, así como cuánto trabajar. Si bien es algo que se ha aplicado en muchos lugares, se debe considerar los puntos que lo hacen efectivo para aplicarlo correctamente.
Después de todo, algo así puede ayudar a las personas a equilibrar mejor su trabajo y su vida personal, lo que tendría un efecto positivo en la productividad y la motivación, ya que es más probable que las personas se dediquen a un trabajo que disfruten y encuentren significativo. Aun así, es necesario incluso preguntarse cual es el papel de un líder cuando se cuenta con un estilo como este.
¿Qué es el liderazgo laissez-faire?
Es un estilo de liderazgo en el que el encargado delega tareas y responsabilidades a los miembros del equipo y les da libertad para tomar sus propias decisiones. El objetivo es permitir que los miembros del equipo se desarrollen y crezcan independientemente, sin intervención ni interferencia por parte del líder.
Características.
Las características principales del liderazgo laissez-faire incluyen:
- Delegación: se delega tareas y responsabilidades a los miembros del equipo y les da libertad para tomar sus propias decisiones.
- Independencia: Los miembros del equipo se desarrollan y crecen independientemente, sin intervención ni interferencia por parte del encargado.
- Confianza: se confía en que los miembros del equipo puedan realizar las tareas asignadas de manera efectiva y eficiente.
- Motivación intrínseca: Los miembros del equipo están motivados por su propio deseo de mejorar y superarse, en lugar de ser motivados por recompensas externas o amenazas de castigo.
¿Cómo funciona el enfoque dejar hacer?
Este enfoque se se basa en la idea de que los miembros del equipo son capaces de tomar sus propias decisiones y resolver problemas por sí mismos, sin necesidad de intervención por parte del líder. Esto requiere que haya confianza plenamente en el potencial de los empleados para lograr resultados positivos.
En general, este tipo de confianza se ve reflejada en un ambiente laboral más abierto y colaborativo, donde los trabajadores se sienten libres para expresar sus ideas y opiniones sin temor a represalias o críticas negativas.
De esta forma, se estimula a la gente a buscar soluciones innovadoras a problemas planteados, lo que conduce a un mayor nivel de creatividad e innovación en la empresa.
¿En qué industrias o negocios funciona mejor?
El enfoque ha demostrado funcionar bien en sectores en los que hay mucha competencia y las empresas se esfuerzan constantemente por mejorar sus productos o servicios. Esto se debe a que el mercado libre incentiva a las empresas a innovar y mejorar sus ofertas para mantenerse por delante de la competencia.
En este aspecto, funciona mejor en aquellas industrias o negocios en los que se requiere un alto nivel de creatividad e innovación, ya que este tipo de entorno estimula a los empleados a buscar soluciones novedosas y originales. Algunos ejemplos de tales industrias incluyen la tecnología, la publicidad, el diseño y la moda.
Además, también puede funcionar bien en negocios que son relativamente simples y sencillos, ya que tienden a ser más eficientes cuando se les deja solos.
Beneficios e inconvenientes.
Las principales ventajas del liderazgo laissez-faire incluyen:
- Estimula a los miembros del equipo a tomar iniciativa y ser creativos.
- Fomenta un ambiente laboral abierto y colaborativo.
- Permite al líder concentrarse en tareas más importantes.
Las principales desventajas del liderazgo laissez-faire incluyen:
- Puede conducir a un bajo nivel de rendimiento.
- Puede ser percibido como falta de interés o implicación.
- Conducir a un exceso de confianza.
En general, se puede crear un entorno de trabajo más positivo, ya que es más probable que los empleados se sientan confiados y valorados si tienen cierto control sobre sus propios horarios y cargas de trabajo, mientras cumplan con sus responsabilidades.
Aun así, puede ser difícil para los empresarios controlar el rendimiento de los trabajadores cuando todos tienen cierta independencia en sus tareas. Además, algunas personas pueden abusar del sistema aprovechando la flexibilidad para eludir sus responsabilidades o descuidar el trabajo.
¿Es necesario un líder cuando se aplica este enfoque?
No es necesario que esté presente cuando se aplica el enfoque de laissez-faire. Este método puede tener éxito siempre que todos entiendan sus funciones y responsabilidades dentro del equipo o la organización. Después de todo, este estilo de no intervención puede funcionar mejor en un entorno en el que los individuos están motivados y son capaces de trabajar de forma independiente.
En algunos casos, sin embargo, puede ser necesario que un encargado proporcione orientación y apoyo. Por ejemplo, si hay un conflicto dentro del equipo o alguien no está cumpliendo sus obligaciones, el líder puede tener que intervenir para ayudar a resolver la situación. Además, no está de más proporcionar motivación y ánimo cuando los empleados tienen dificultades con una tarea o un objetivo. En última instancia, la necesidad de un guía cuando se utiliza este estilo depende de las circunstancias específicas.
¿No es similar al líder transformacional?
El estilo «dejar hacer» significa esencialmente «no intervención», por lo que el encargado delega las tareas y deja que los empleados las realicen como consideren oportuno. Esto funciona bien en situaciones en las que los integrantes de un equipo están muy capacitados y motivados, y requieren poca supervisión. Sin embargo, también puede dar lugar a problemas si los miembros del equipo carecen de dirección o claridad sobre lo que se espera de ellos.
El liderazgo transformacional, en cambio, es un enfoque más proactivo y participativo. El líder trabaja estrechamente con los empleados para identificar los objetivos, inspirándoles para que alcancen su máximo potencial. En este caso suelen asumir un papel de mentores, proporcionando orientación y apoyo mientras ayudan a los empleados a desarrollar sus habilidades. Por esta razón tiende a ser más eficaz en la consecución de objetivos a largo plazo y puede crear una cultura de trabajo más positiva.