Perder un empleo puede ser una de las experiencias más difíciles y estresantes de la vida. Es una situación en la que nadie quiere encontrarse, pero desgraciadamente ocurre más a menudo de lo que nos gustaría. Ser despedido de tu empleo puede tener un impacto inmenso tanto en tu seguridad económica como en tu bienestar emocional. Los efectos de perder un empleo son de gran alcance; no sólo te afecta a ti personalmente, sino también a quienes te rodean y dependen de tus ingresos para su propia estabilidad.
Además de la tensión económica inmediata causada por el desempleo, también puede haber consecuencias a largo plazo, como la dificultad para encontrar un nuevo trabajo debido a la falta de experiencia o de referencias de antiguos empleadores. Incluso si consigues encontrar otro empleo rápidamente después de que te despidan, la carga psicológica de haber estado en paro puede tomar su carga con el tiempo, con sentimientos de ansiedad y depresión cada vez más comunes entre quienes han experimentado este tipo de revés en su trayectoria profesional.
Dos opciones, mismo resultado.
Por otro lado, cuando se decide dejar un trabajo voluntariamente, hay una serie de pasos a seguir para asegurar una salida ordenada y sin complicaciones. Es importante notificar a tu empleador con anticipación. Si planeas dejar el trabajo en los próximos meses, es conveniente avisar lo antes posible.
De esta forma, tu jefe podrá encontrar a un reemplazo para ti y no habrá problemas con el cumplimiento de tus obligaciones laborales. Salir de esta forma garantiza que no se quemen puentes y que las puertas estén abiertas si en algún momento conviene regresar.
También es necesario elaborar un plan de acción. ¿Qué harás hasta encontrar un nuevo empleo? ¿Cómo manejarás tu economía durante el período de transición? Es importante que tomes estas decisiones con anticipación para que no sufras una crisis financiera durante el proceso de salida.
Tampoco está de más comunicar tu decisión a tus amigos y familiares. ¿Cómo reaccionaron cuando les dijiste que ibas a dejar el trabajo? ¿Tuviste que lidiar con mucha presión para que cambiaras de opinión? Tener una red de apoyo es importante en momentos de transición, así que no dudes en pedir ayuda a tus seres queridos.
Hay muchas razones por las cuales una persona puede decidir salirse de su empleo, pero algunas de las más comunes son:
- Falta de oportunidades de crecimiento.
- Baja remuneración.
- Malas condiciones de trabajo.
- Falta de motivación.
- Carencia de un plan de carrera.
- Escasa cultura corporativa.
- Baja calidad de vida laboral.
Muchas personas no ven factible dejar el trabajo, menos en tiempos de crisis, pero cuando se tienen razones para buscar nuevos aires, es difícil cambiar de opinión.
Diferencia entre renunciar y ser despedido.
Como vemos, la forma en que se desarrolla cada situación varia mucho. Desde el punto de vista del trabajador, el despido es una acción que se hace en contra de nuestra voluntad y nos toma desprevenidos, mientras que la renuncia es algo que vamos preparando poco a poco y puede surgir por diversas razones.
Por lo general, cuando una persona es despedida de su trabajo, esto significa que el empleador no tiene más utilidad para ellos y les informa de esto. Aunque también hay que considerar ciertas implicaciones legales. Por ejemplo, el empleado debe recibir una explicación por escrito de por qué fue despedido y, en caso de que lo amerite, tiene derecho a recibir una compensación por despido injustificado, que puede incluir el pago de salarios y beneficios que se hayan dejado de recibir durante el tiempo de la aclaración.
En este aspecto, lo que se otorga es una indemnización o un finiquito, que varía según el país. En ciertos lugares, el despido sin causa justificada puede costar al patrón hasta seis meses de salario.
En cambio, cuando una persona renuncia a su trabajo, esto significa que ellos mismos deciden irse por su cuenta. En la practica, no hay mucho que decir, ya que es una decisión personal, pero dependiendo del lugar, se puede estar sujeto a una cierta cantidad de tiempo de aviso antes de irse. Además, el empleado puede tener que devolver cualquier beneficio que haya recibido durante el empleo, tales como el pago de vacaciones o el seguro médico.
Un detalle importante en este caso es que las personas no tienen derecho a recibir indemnización ni prestación por despido.
¿Qué conviene más, ser despedido o renunciar?
Sin duda lo mejor sería no tener que pensar en esta situación, es decir, tener un buen empleo que garantice nuestra salud mental y donde queramos estar o, tener un buen jefe que aprecia nuestras labores y quiera mantenernos en el equipo por mucho tiempo.
Sin embargo, la realidad suele ser muy distinta y esta duda surge muy seguido porque en muchos trabajos se quiere obligar a las personas a renunciar, ya que tratan de evitar tener que correr a la gente.
Entonces, siendo inevitable y desde la perspectiva del empleado:
- Lo mejor es ser despedido. Esto se debe a que se tiene derecho a todos los beneficios que garantiza la ley, es posible apelar la decisión si se considera injusta y hasta se puede ser candidato para un seguro de desempleo. Como dichos beneficios corren por parte del empleador, muchos siempre tratan de forzar una renuncia firmada para evitar pagar lo que corresponde legalmente.
Por esta razón la importancia de conocer nuestros derechos laborales es innegable. Esto se debe a que los trabajadores deben tener una remuneración justa, condiciones de trabajo adecuadas y protección contra el desempleo. Informarnos sobre estos temas nos permite entender mejor cómo funciona el sistema y qué podemos hacer para defender nuestros intereses.
Además, este conocimiento nos ayuda a tomar decisiones informadas acerca del tipo de contrato o relación laboral que deseamos firmar antes de comprometernos con un nuevo puesto. Sabiendo esto, cuando se nos llegue a presentar una situación donde tengamos que elegir entre irnos o que nos echen, tendremos el sustento legal de nuestro contrato para hacer valer nuestros derechos.