A todo el mundo le gusta comer y cuando se trata de comida, la mayoría de los platillos que recuerda la gente suelen venir de un recetario. Algo notable con este tipo de libros es que son tan variados, que en cada página puede encontrarse algo completamente nuevo para preparar.
La obra que todos deberían tener.
Cuando se trata de cocinar, esta clase de herramientas pueden ser un salvavidas. Ayudan a tener nuevas ideas para las comidas, ahorrar dinero y tiempo, además de simplificar la preparación. Hay algunas cosas a que tener en cuenta a la hora de seleccionar un ejemplar, para asegurarnos de que es el ideal para nuestro gusto o para nuestra familia.
La elección correcta.
El grado de dificultad es una consideración crucial a la hora de seleccionar uno de estos libros. Si apenas se está aprendiendo a cocinar, hay que buscar un libro de cocina con instrucciones sencillas. Los platillos más difíciles son una elección adecuada solamente para los cocineros experimentados. En cualquier caso, hay que tratar de verificar antes de adquirirlo, si los pasos son claros y los podemos interpretar bien.
También es una buena idea pensar en qué tipo de recetas se incluyen y si son adecuadas para lo que uno suele comer. Para las personas que tienen ciertas limitaciones o preferencias dietéticas, estos aún más importante porque puede ser la diferencia entre un desperdicio o una inversión para toda la vida. En este sentido, la gente vegetariana, por ejemplo, va a tener que escoger más cuidadosamente las recetas.
Por último, antes de elegir, hay que considerar el costo, si es una edición única o por volúmenes. Aunque algunas opciones son demasiado caras, hay muchas opciones de alta calidad entre las que elegir, además de que son publicados por expertos en la materia, por lo que se tiene la garantía de que será una buena compra.
Características del recetario.
Si se trata del trabajo publicado por algún experto, es probable que se encuentre una pequeña introducción sobre el trabajo que ha realizado y cómo es algo que cualquier persona puede practicar.
Si se trata de un libro con platos generales, normalmente irán divididos en secciones de acuerdo al tipo de presentación que tenga.
Las recetas por lo general suelen seguir una estructura muy simple en donde se enumeran:
- los ingredientes.
- Los pasos a seguir.
- Los tiempos para cada proceso.
- Las cantidades utilizadas.
- Una imagen con la comida que deberíamos obtener.
En este sentido, se pueden encontrar platillos de:
- Aperitivos.
- Sopas y ensaladas.
- Platos básicos.
- Acompañamiento.
- Postres.
Los alimentos pequeños, del tamaño de un bocado, conocidos como aperitivos, se sirven antes del guisado principal. Las salsas y los entremeses son ejemplos de este tipo de comida. Por regla general, las sopas tienden a ser más ligeras, mientras que las ensaladas pueden llenar más. Las verduras, los cereales y las patatas son ingredientes habituales de los platos de acompañamiento. Después de una comida, se sirven dulces, como los postres, para redondear la experiencia. Pasteles, tartas, galletas y helados son ejemplos de postres.
Ventajas de tener uno en casa.
Tener una gran cantidad de ideas en un solo lugar para cocinar es una de los principales beneficios que pueden tener una familia. La planificación de las comidas o la decisión de qué cocinar para la cena puede hacerse más rápido, ya que sólo basta con hojear el libro. Es posible ahorrar tiempo y dinero si se sabe de antemano cuáles son los ingredientes antes de empezar a cocinar. Sirven como una ayuda para mejorar las habilidades culinarias, ya que se tiene una guía a la que acudir cuando las cosas van mal.
Un banquete en papel.
Cualquier cocina se beneficiaría enormemente de un recetario, porque se pueden seguir nuestros platillos favoritos y descubrir muchos otros. Un punto importante en este sentido es que agregándole nuestro estilo personal a lo que vayamos aprendiendo, también es posible hacer nuestra propia versión de todo aquello que descubramos.
Además, son una herramienta ideal tanto para cocineros expertos como para gente ocupada que casi nunca está en la cocina, porque tienen una estructura muy intuitiva y dinámica que les permite transmitir su mensaje en unas cuantas líneas.