Cuando tienes una relación, confías en tu pareja para que esté a tu lado, tanto emocional como físicamente. Sin embargo, cuando esa confianza se rompe, puede ser difícil reconstruir esa conexión. Es normal sentirse perdida y no saber como actuar, pero también hay que considerar lo que esperamos de cada persona y ver si nuestra molestia está justificada o estamos siendo algo injustos.
No hay nada malo en las expectativas, de hecho, son esenciales para ambas partes de una relación. Sin embargo, cuando éstas no se cumplen, pueden provocar decepción y frustración. Es natural que te sientas molesta cuando las cosas no van como esperabas, pero no dejes que ese enfado se convierta en resentimiento o traición. Tómate un tiempo para ti. A veces, alejarse y calmarse es la mejor manera de abordar una situación difícil, pero también puedes seguir ciertos consejos y ver como actuar.
¿Por qué me decepciona mi pareja?
Hay algunas razones por las que nuestras relaciones pueden no cumplir nuestras expectativas. Una de las razones puede ser que nuestra pareja no sea compatible con nosotros. Puede que no compartan los mismos intereses, valores u objetivos. Otra posibilidad es que no sea capaz de satisfacer nuestras necesidades. Tal vez no sean capaces de proporcionarnos apoyo emocional o no nos presten suficiente atención. Sea cual sea el caso, es importante entender por qué estamos decepcionados y luego encontrar una manera de mejorar la situación.
Algunas de las razones más comunes son: no sentirse escuchada, no poder confiar en ellos, no sentir que están ahí cuando los necesitan o sentir que sólo hace las cosas por las razones equivocadas. Es importante recordar que cada persona tiene unas expectativas diferentes y que no pasa nada por cambiarlas con el tiempo. También es importante recordar que nunca es culpa tuya si te decepcionan; puede que sólo haya tenido una experiencia o perspectiva diferente a la tuya.
Aun así, vale la pena recordar que cuando la frustración persiste y se convierte en un hábito, puede conducir a estados emocionales negativos como la ansiedad y la depresión. Es importante entender por qué nos sentimos así para poder gestionarlo y encontrar otras formas de vivir.
¿Cómo afrontar la decepción?
Es uno de los sentimientos más difíciles de sobrellevar. Cuando alguien no cumple nuestras expectativas, puede ser difícil perdonar y seguir adelante.
En primer lugar, trata de entender por qué ha pasado esto. ¿Fue algo que hizo, dijo o no hizo? Una vez que conozcas los motivos, te resultará más fácil perdonar. Es importante que no eches toda la culpa y que tengas en cuenta que cada persona experimenta los problemas de forma diferente. Cuando te sientas mal, puede ser útil que te alejes de la persona para pensar objetivamente en lo que ha pasado.
La decepción es una reacción natural ante cualquier cosa que no cumpla nuestras expectativas. Sin embargo, la gente la gestiona de diferentes maneras. Algunos dejan que les moleste emocionalmente, mientras que otras intentan tomar medidas basadas en lo que pasó dejándose llevar por sus emociones.
Por esta razón, lo más importante es mantener la calma. No te enfades ni te pongas nerviosa. En lugar de ello, intenta averiguar por qué están en esta situación. Si es posible, habla con tu pareja sobre lo sucedido y diseña un plan para seguir adelante juntos. Recuerda que la desilusión es común y que está bien estar molesta, pero trata de no dejar que se apodere de tu vida.
¿Cómo deberían ser mis expectativas?
Puede ser difícil saber cuáles deben ser nuestras expectativas cuando se trata de una relación, sobre todo si es la primera vez que nos sentimos así. Sin embargo, hay algunas pautas generales que pueden ayudar. Por ejemplo, es importante ser comunicativo y honesto con el otro. De este modo, ambos sabrán a qué atenerse y podrán hacer los cambios necesarios.
Además, es importante establecer expectativas razonables para nosotros mismos y no esperar demasiado de la otra persona. Es probable que esto conduzca a la frustración y a la decepción por ambas partes.
Ve a la raíz del problema.
Aun así, si es una situación recurrente puede que sea el momento de dar un paso atrás y preguntarte qué está pasando realmente. Muchas veces no nos damos cuenta de cómo nuestras propias expectativas están afectando a nuestra relación. Hay ciertas preguntas que puedes hacerte para llegar a la raíz del problema:
- ¿Qué esperas de tu pareja?
- ¿Cómo crees que debería comportarse?
- ¿Quiénes son tus modelos de conducta en un compromiso?
- ¿Te presiona demasiado o tú a él/ella?
Es importante abordar tus sentimientos de frente. Esto puede hacerse comunicando directamente cómo te sientes, por qué te ha decepcionado y qué quieres de la relación para seguir adelante. Si alguien no está dispuesto o no es capaz de comunicar sus sentimientos, puede ser el momento de terminar su vinculo, ya que manteniendo las emociones dentro solo harán daño en el corto y largo plazo.
La comunicación les ayudará a ambos a evitar el resentimiento y a gestionar los sentimientos de forma más eficaz. En este sentido, es importante no dar nada por sentado y comunicarse de forma efectiva sobre lo que cada quien espera.
Una oportunidad para crecer.
Cuando tu pareja te desilusiona, es natural que te sientas herida y molesta. Pero no dejes que esta reacción se convierta en una espiral de negatividad en tu relación. En su lugar, intenta ser flexible y comprensiva. Esto ayudará a ambos a superar los problemas y a reconstruir la confianza perdida en el proceso.
Sé paciente y dale la oportunidad de explicar sus acciones. Si está dispuesto a disculparse y a cambiar su comportamiento, intenta perdonar. En definitiva, mantener un noviazgo o matrimonio sano significa ser capaz de manejar la decepción con elegancia, pase lo que pase.
Sin embargo, cuando estamos en una relación, también es importante estar dispuestos a estar pendientes de nuestros sentimientos y a mantenernos abiertos a la posibilidad de que la situación pueda cambiar. Es por ello que es importante analizar la situación sin preconcebirnos y buscar soluciones considerando ir en una dirección diferente. Si los problemas son constantes, vale la pena dedicarnos exclusivamente a nuestro propio bienestar sin renunciar a las expectativas que teníamos cuando iniciábamos nuestro compromiso.