¿Alguna vez te ha venido a la cabeza un pensamiento aparentemente salido de la nada? ¿De esos que te hacen preguntarte de dónde vienen y por qué están ahí? Éstas son ideas involuntarias que pueden resultar tan intrigantes como confusas, pero que son una realidad para una gran cantidad de personas y que tienen que ver con nuestra salud.
Los pensamientos intrusivos son una parte importante y a menudo ignorada de la salud y las enfermedades mentales. Muchas personas pueden experimentar estos pensamientos, pero puede que no sean conscientes de que lo que están experimentando es algo así o que ni siquiera comprendan lo que es dicho concepto. Por esta razón es importante comprender este fenómeno, para poder entender mejor cómo gestionar nuestra salud mental en el futuro.
¿Qué son los pensamientos intrusivos?
Se trata de pensamientos internos no deseados, involuntarios y automáticos que aparecen en nuestra mente sin previo aviso. A menudo contienen ideas angustiosas o perturbadoras que pueden causar angustia o ansiedad en la persona que los experimenta.
Dichas ideas pueden variar de leves a graves y pueden tomar muchas formas, desde preocupaciones por el futuro hasta recuerdos perturbadores del pasado. En este aspecto, se puede tratar de ideas negativas que generan un contraste con nuestra forma natural de pensar, por lo que pueden causar hasta una discrepancia en lo que creemos.
Características.
Debido a su naturaleza, pueden ser difíciles de controlar o detener una vez que entran en nuestra mente. A menudo son repetitivos, así como persistentes, lo que significa que una persona puede experimentarlos varias veces durante un breve periodo de tiempo o durante periodos prolongados, dependiendo de la situación del individuo.
Además, suelen ir acompañados de fuertes reacciones emocionales, como miedo o culpa, lo que complica aún más las cosas, ya que la persona lucha por gestionar sus emociones junto con su trastorno mental.
Diferentes tipos.
Existen varios tipos de pensamientos intrusivos, que van desde las preocupaciones cotidianas de menor importancia hasta cuestiones más graves y complejas que implican una angustia o ansiedad significativas, como el miedo a perder el control, a ser juzgado por los demás, a la humillación o hasta a morir.
Las personas también pueden experimentar deseos, arrebatos o hasta una lujuria angustiosa que pueden dar lugar a sentimientos de culpa y vergüenza asociados a esas imágenes o deseos si no encajan en las creencias o valores morales propios.
Causas.
Se desconoce la causa exacta de esta situación; sin embargo, hay algunos factores potenciales que pueden contribuir a estas experiencias, como:
- El estrés.
- Los traumas.
- El perfeccionismo.
- Patrones de pensamiento negativos.
- Factores biológicos como la genética y las hormonas.
Además, las personas que han sufrido un suceso traumático pueden ser más propensas a experimentar estas ideas en su mente debido a los síntomas del trastorno de estrés postraumático, que incluyen la reexperimentación del suceso a través de recuerdos y pesadillas.
¿Cómo controlar los pensamientos intrusivos?
Aunque es difícil evitar por completo que se produzcan estas emociones debido a su naturaleza altamente impredecible, es posible aprender a gestionarlos de modo que se reduzca tanto su frecuencia como su intensidad cuando se produzcan.
Una manera es practicar técnicas de relajación, como ejercicios de respiración profunda, que pueden ayudar a reducir los niveles de estrés asociados a su aparición. Otra recomendación es realizar actividades de distracción, como leer libros o tomar parte en actividades de ocio, que pueden ayudar a desviar la atención de las sensaciones negativas hacia algo más agradable.
De igual forma, aprender habilidades de afrontamiento eficaces ha demostrado ser útil para reducir los sentimientos de culpa o angustia asociados a su aparición. También hay estrategias de atención plena, como la meditación, las cuales han demostrado ser eficaces para reducir la angustia causada por este tipo de experiencias cuando se practican regularmente.
El papel de la terapia.
Aunque gestionar tus propios pensamientos intrusivos puede ser útil, buscar ayuda profesional puede ser necesario, especialmente si te sientes abrumado con la gestión de tus propias experiencias por tu cuenta.
En este sentido, los profesionales de la salud mental, como los psicólogos o psiquiatras, pueden proporcionar tratamientos basados en pruebas que se centran tanto en los factores subyacentes que contribuyen a este tipo de experiencias como en el desarrollo de tratamientos eficaces para manejarlas cuando surgen.
En este aspecto, los psiquiatras son los más capacitados para recetar medicación si lo consideran necesario para tratar este tipo de trastornos. Además, las sesiones de terapia brindan a las personas que luchan contra este fenómeno la oportunidad de explorar cómo sus propias experiencias vitales han contribuido a su actual estado de salud mental, de modo que puedan comprender mejor cómo gestionar los episodios actuales y futuros.
No importa lo difícil que pueda parecer al principio, buscar ayuda profesional cuando se trata de este tipo de experiencias es importante porque hacerlo nos da la oportunidad de seguir explorando, desarrollando e integrando nuevas estrategias que funcionan específicamente para cada individuo.
También es importante porque tener a alguien que entienda y tenga experiencia en este tipo de situaciones significa que tenemos acceso a consejos prácticos y orientación personalizada sobre cómo sobrellevar la situación, además de contar con un entorno de apoyo en el que no nos sentimos juzgados, sino escuchados y comprendidos.
Aprender a tomar el control.
Es importante recordar que tener pensamientos intrusivos de vez en cuando es normal, especialmente en momentos de estrés, pero que si éstos aparecen de forma persistente durante largos periodos de tiempo, entonces es importante tomarse un momento para reflexionar y darse cuenta de que se está volviendo un problema.
Sin embargo, se trata de algo que se puede manejar entendiendo su naturaleza. Una de las razones por las que la gente se confunde y se sienten mal es porque saben poco sobre esto, pero una vez que están informados, es posible asimilar de mejor forma cada caso particular.