Cuando nos enfrentamos a una situación de miedo o peligro, nuestro cerebro busca un lugar seguro donde esconderse. Para algunas personas, éste puede ser su casa, mientras que otras pueden refugiarse en los recuerdos de tiempos felices o en personas en las que confían. Independientemente del lugar, cuando nos encontramos en nuestra zona de confort no tenemos que preocuparnos de nada más, pero ¿esto debería ser solo así?
Puede ser difícil salir de esta situación, sobre todo si estás acostumbrado a hacer las cosas como siempre se han hecho. Pero a veces merece la pena arriesgarse y probar algo nuevo. Después de todo, esto puede volverse un hábito e, independientemente de si es peligroso o no, puede que nos limite en las experiencias que podemos vivir, por lo que vale la pena intentar salir y probar algo más.
¿Qué es la zona de confort?
Es el área de nuestra vida en la que nos sentimos más a gusto. Es el lugar en el que nos sentimos cómodos y seguros, y del que no queremos salir. Nos quedamos aquí porque nos resulta familiar y sabemos qué esperar, no hay sorpresas y por lo tanto, no hay emociones fuertes con las que lidiar.
En este sentido, es un concepto psicológico que se refiere a la gama de actividades, entornos y relaciones dentro de la cual un individuo se siente seguro y satisfecho. Por esta razón, puede considerarse como un amortiguador de los factores de estrés que pueden hacernos sentir mal. Por lo general, es un entorno en el que nos sentimos apoyados y relajados.
Aunque el concepto varía de una persona a otra, hay algunos elementos generales que la caracterizan entre todos: una sensación de control, ya que sentimos que estamos al mando, un entorno familiar, personas que conocemos o que creemos conocer y niveles bajos de ansiedad o estrés. Algunas personas utilizan el término para referirse a las áreas en las que se sienten más productivas.
Esto podría incluir áreas de su casa o espacio de trabajo donde se sienten más relajados y se desempeñan mejor. Al final, como ocurre con muchas cosas en la vida, la clave es la moderación, porque probar cosas nuevas y salir de nuestra zona de confort puede ser estimulante y gratificante.
A veces, permanecer en este espacio puede ser un factor limitante en nuestras vidas. Puede que no seamos capaces de alcanzar todo nuestro potencial porque tenemos miedo de probar cosas nuevas o de asumir riesgos. Si queremos crecer y aprender más, tenemos que salir.
¿Cómo salir de la zona de confort?
No hay una respuesta fácil a esta pregunta, ya que depende de una serie de factores específicos de cada persona. Sin embargo, algunos consejos generales que pueden ayudar son
- Sentirse cómodo con la incertidumbre. Una de las principales formas de salir es sentirse cómodo con la incertidumbre. Esto significa aceptar que hay muchas cosas que no sabemos y que nunca lo sabremos todo. Siempre que seamos honestos con nosotros mismos y mantengamos la mente abierta, esto puede ayudarnos a ampliar nuestros conocimientos y habilidades de formas nuevas y emocionantes.
- Desafiarte a ti mismo. Algo que podemos hacer es desafiarnos a nosotros mismos de nuevas maneras. Puede tratarse de cualquier cosa, desde probar nuevas actividades o pensar de forma diferente a la habitual, hasta asumir proyectos o tareas de mayor envergadura que normalmente no haríamos. Al exigirte a ti mismo, aumentarás tu conciencia y comprensión tanto de ti mismo como del mundo que te rodea, lo que puede conducir a un mayor crecimiento y desarrollo.
- Encontrar grupos de apoyo y mentores. Es bueno encontrar grupos de apoyo y gente que nos guie para superar los retos de una manera más sencilla. Estas personas pueden ofrecer orientación, consejo y apoyo mientras se trabaja para crecer.
- Reconoce tus puntos fuertes. ¿Qué cosas te hacen feliz y te hacen sentir bien? Lo más probable es que realizar actividades que se alineen con tus puntos fuertes te haga sentir más cómodo y satisfecho. Además, conociendo mejor nuestros puntos positivos es posible darnos cuenta de que tenemos la capacidad de lograr más.
- Ten una mente abierta. El mundo está lleno de experiencias y perspectivas diferentes, así que no tengas miedo de diversificar y explorar cosas diferentes. Esto no sólo ampliará tus horizontes, sino que también puede conducir a nuevas oportunidades o relaciones que nunca habrías considerado antes.
Si te sientes estancado y sin inspiración, puede ser el momento de dar un paso fuera de tu zona de confort. Si bien la idea de un espacio seguro suena muy agradable, también es un hecho que evadir la adversidad solo nos hace evitar la realidad. En este aspecto, podría verse como un miedo a lo desconocido, a cosas nuevas y en casos muy extremos, hasta a vivir plenamente.
¿Limitante o felicidad?
Al final, se trata de un concepto que puede influir en nuestra felicidad porque nos permite ser quienes somos sin tener que preocuparnos por ser juzgados o rechazados. Cuando estamos en nuestra zona de confort, es más probable que nos comportemos de forma coherente con nuestra personalidad y nuestros valores.
Sin embargo, tampoco se puede negar el efecto negativo que puede generar ponernos demasiado cómodos y dejar que las cosas sigan su rumbo sin intentar algo nuevo. Tendemos a limitar nuestro entorno y a evitar cosas diferentes que pueden generar un cambio. Esto nos impide aprender cosas nuevas y tomar oportunidades.
Por esta razón, es importante hacerse a la idea de salir de esta situación y desarrollar nuevas habilidades empezando poco a poco. Tanto si es la primera vez que intentas algo nuevo como si quieres modificar una actividad que te gusta, dividirlo en pequeños pasos te ayudará a sentirte más seguro y a conseguirlo. Además, si te esfuerzas un poco cada día, te sorprenderá lo rápido que aumenta tu nivel de habilidad.