¿Te has encontrado alguna vez en una situación en la que tienes que elegir entre exponer una opinión o proporcionar información objetiva? Puede ser complicado saber qué opción tomar, y más aún cuando se trata de hacerlo de una manera que no sea tendenciosa. Sin embargo, es posible decidir correctamente cuando se sabe lo que implica cada alternativa, ya que así es posible saber para que situación son más adecuadas.
En este aspecto, la información es una de las cosas más valiosas del mundo. Nos ayuda a aprender y hasta a estar seguros, pero por desgracia también puede ser confusa y estar llena de sesgos. Ahí es donde resulta útil saber que fuentes son completamente objetivas y cuales son más subjetivas. Después de todo, si se quieren tomar decisiones con conocimiento de causa, es importante saber lo que se dice.
Hechos.
Se trata de información basada en pruebas por lo que en general, son cosas que han sido verificadas por múltiples fuentes. En este sentido, son fiables y pueden utilizarse para apoyar un argumento o una opinión. Por esta razón, es información que puede repetirse por su veracidad. Los hechos son importantes porque nos ayudan a tomar decisiones lógicas.
Opiniones.
Son pensamientos o ideas personales sobre algo que alguien ha visto, oído o leído. El detalle con este concepto es que su esencia depende de la fuente de información en la que ésta basada la idea, por lo que puede ser de naturaleza objetiva o subjetiva.
¿Cuál es la diferencia?
La diferencia entre estos dos términos puede ser un poco difícil de entender, pero básicamente, los hechos son algo que se ha demostrado mediante la investigación o la experiencia, mientras que las opiniones, en cambio, son creencias personales, no necesariamente se fundamentan con algo concreto, pero pueden ser ciertas.
- Hecho. Afirmación verificable.
- Opinión. Idea propia, subjetiva u objetiva.
¿Por qué son importantes los hechos?
Son importantes porque son la base de nuestras creencias y en lo que pensamos. Cuando tenemos información precisa, podemos tomar mejores decisiones basadas en lo que ya sabemos. En este sentido, nos proporcionan una realidad que puede medirse, repetirse o hasta interpretarse. Además, nos ayudan a comprender problemas complejos.
Un punto fundamental es que nos ayudan a entender el mundo que nos rodea y a dar sentido a nuestras experiencias. Esto es posible porque tenemos información fidedigna sobre el pasado, el presente y hasta es posible imaginar el futuro de una forma precisa.
¿Por qué son importantes las opiniones?
Pueden darnos una perspectiva amplia de una situación y ayudarnos a entender por qué alguien puede pensar o hacer algo. En este aspecto, es importante recordar que cada individuo tiene sus propias ideas, y aunque éstas no sean correctas, nos da una muestra de las diferentes perspectivas que se pueden tener sobre un tema en particular.
Por ejemplo, al leer un artículo, es posible darse cuenta sobre como otra persona ve la misma situación. El nuevo ángulo desde el que vemos la situación nos ayudará a decidir si apoyamos o no el punto de vista. Sin embargo, las opiniones sólo deben tenerse en cuenta si están respaldadas por hechos. En el caso donde las palabras no tengan ningún fundamento es mejor ignorar lo que se dice, ya que no es algo de mucho valor.
Una relación muy estrecha.
Como podemos ver, se trata de conceptos que pueden verse como las dos caras de una moneda y hasta como una forma de fundamento mutuo que utilizan entre si para sostener sus ideas. Aun así, también es importante mencionar que son términos muy afectados por la falsedad de la información.
No sólo es peligroso confiar en la información incorrecta, sino que también puede ser difícil distinguir entre lo que es real y lo que no. Para evitar malinterpretar algo, es posible seguir ciertas ideas. Para empezar, se puede comprobar si hay incoherencias lógicas, si el texto parece tener otros motivos y hasta es posible simplemente aplicar el sentido común, preguntándose a si mismo si habrías creído esta información.