
La empatía es una habilidad importante que puede ayudarte en todos los aspectos de tu vida. Es la capacidad de comprender y relacionarse con las emociones, pensamientos, experiencias y creencias de otra persona. Tenerla nos permite ser más compasivos con los demás y nos ayuda a entablar relaciones con quienes nos rodean.
Sin embargo, no es algo que simplemente aparezca y ya. Tal vez parezca complicado trata de aprender algo que no vemos muy seguido o simplemente no conocemos, pero es en la practica donde se empieza a ver el valor de las cosas y, en este caso, lo valioso que es este sentimiento. Por esta razón, debemos seguir ciertos consejos si queremos desarrollarla correctamente.
Ser más consciente de uno mismo.
La autoconciencia es clave para desarrollar la empatía, ya que al comprender por qué nos sentimos así y qué desencadena esas reacciones en nosotros, podemos empezar a ver las cosas desde el punto de vista de los demás, en lugar de centrarnos todo el tiempo en nuestra propia perspectiva. Esto permitirá un mayor entendimiento entre las dos partes implicadas en cualquier situación, ya que ambas han tenido en cuenta los sentimientos de la otra antes de tomar decisiones o emprender acciones.
También es importante recordar que cada persona experimenta distintos niveles de empatía en función de su experiencia vital; algunos pueden poseer de forma natural niveles más altos que otros, pero aún pueden mejorar si deciden trabajar en ello más adelante.
Además, hay varias técnicas que se pueden utilizar, como la escucha activa (en la que te centras únicamente en lo que dice otra persona sin interrumpirla) o el reflejo (en el que reflejas las palabras o frases utilizadas por otra persona).
Estos métodos ayudan a crear un entorno en el que la comunicación fluye libremente entre dos personas, de modo que ambas partes se sientan escuchadas y comprendidas por igual a lo largo de cualquier conversación.
Mente abierta y sin prejuicios.
Para desarrollar la empatía, no sólo es importante ser más consciente de uno mismo, sino también practicar la apertura mental y la ausencia de prejuicios hacia las opiniones o puntos de vista de los demás, aunque difieran mucho de los tuyos.
Escuchar sin juzgar proporciona un espacio para que las dos partes puedan expresar sus diferencias respetándose lo suficiente como para no sacar conclusiones precipitadas sobre lo que la otra persona piensa o siente sobre algo antes de escucharla por completo. Este tipo de comportamiento fomenta el respeto mutuo entre ambas partes, lo que facilita enormemente el entendimiento genuino entre personas que tienen perspectivas distintas sobre los asuntos en cuestión.
Mostrar compasión y amor.
Otro componente clave es mostrar compasión y amor hacia los que te rodean, incluso hacia los desconocidos, independientemente de que estén de acuerdo o no con tu punto de vista.
Esto demuestra un verdadero deseo de comprender mejor a la otra persona en lugar de simplemente asentir con la cabeza durante las conversaciones; acciones como ésta muestran una atención que va más allá de las palabras y de la simple cortesía.
Además, expresar gratitud siempre que sea posible, por ejemplo, dar las gracias a alguien después de que haya compartido su opinión, indica aprecio y reconocimiento de que todo el mundo tiene ideas únicas que merece la pena tener en cuenta, a pesar de los desacuerdos que puedan surgir en las conversaciones diarias.
Practicar la consideración y el respeto.
Esto implica tomarse tiempo para considerar el efecto que nuestras palabras podrían tener en otra persona antes de hablar. Hacer esto evita que los comentarios hirientes entren en las conversaciones, permitiendo así que todos los implicados se sientan escuchados y respetados, independientemente de su posición.
Además, respetar el derecho de cada persona a coexistir pacíficamente muestra el reconocimiento de que las diferentes ideas en la sociedad son escuchadas, en lugar de ser rechazadas sin darles oportunidad de expresarse.
Construir la amistad a través de la amabilidad.
Construir la amabilidad con la amistad es una forma poderosa de desarrollar la empatía. Esto nos ayuda a comprender cómo se siente la otra persona y por qué puede pensar de forma distinta a la nuestra. Además, mostrar un interés genuino por la vida de otra persona puede ayudar a generar confianza y crear un ambiente donde construyamos amistades verdaderas.
Sin embargo, ser amable no significa tener que estar de acuerdo en todo, sino tener compasión unos por otros aunque haya desacuerdos entre las personas. Construyendo amistades sólidas basadas en la comprensión y la amabilidad, podemos fomentar una mayor empatía hacia quienes nos rodean, así como hacia nosotros mismos.