La comunicación asertiva es una forma de comunicación importante y necesaria que permite a las personas expresar sus opiniones, sentimientos y necesidades de forma respetuosa y eficaz. Es esencial para establecer relaciones sanas y alcanzar objetivos personales, tanto en el ámbito profesional como en el personal.
En este sentido, se refiere a la capacidad de comunicarse de forma que los demás se sientan respetados y escuchados, al tiempo que te permites obtener lo que quieres o necesitas de cualquier interacción o conversación. La asertividad exige utilizar un lenguaje directo que no sea excesivamente agresivo ni pasivo-agresivo; más bien, debe ser claro y conciso sin ser excesivamente polémico ni irrespetuoso con los demás implicados en el intercambio.
De esta forma, uno habla por si mismo teniendo en cuenta los deseos y necesidades de los que le rodean, ya que esto implica encontrar un equilibrio entre la firmeza y la amabilidad en tus interacciones con los demás.
Hablar y escuchar con respeto.
Esta habilidad, implica no sólo expresar la propia opinión, sino también escuchar activamente lo que los demás tienen que decir, independientemente de que estés o no de acuerdo con ellos. Es importante asegurarse de que, cuando hablas con alguien, ambas partes se escuchan de verdad; esto significa que deben tomar turnos para hablar de distintos temas e intentar no interrumpirse mutuamente durante las conversaciones.
Además, es esencial abordar cualquier crítica que puedas tener sobre las opiniones o el comportamiento de otra persona de una manera que no la insulte ni la haga sentirse atacada. De esta forma, se garantiza que haya un intercambio de ideas productivo, donde todos son claros sin la necesidad de enfrentarse por algún desacuerdo.
Conocer tus derechos.
Ser asertivo implica conocer tus derechos, así como los de todos los demás implicados en la conversación; esto ayuda a garantizar que todas las partes reciban el mismo trato durante el intercambio de ideas u opiniones. Esto da confianza para manejar conversaciones difíciles, además de permitirte ser directo sin sentirte intimidado por la opinión o posición de otra persona sobre un tema.
Además, demuestra respeto tanto por ti mismo como por las personas implicadas en la conversación; esto sentará las bases para un intercambio eficaz entre todas las partes implicadas de ahí en adelante también.
Ser claro en la comunicación.
Es importante utilizar un lenguaje claro que todos los implicados puedan entender fácilmente sin que se produzcan ambigüedades o confusiones; los puntos no aclarados pueden dar lugar a malentendidos, por lo que es fundamental asegurarse de que todos entienden lo que intentas transmitir.
Para ello, evita utilizar jerga y términos técnicos cuando hables con otras personas que puedan no estar familiarizadas con ellos; en su lugar, céntrate en hablar con sencillez para no confundir a nadie que te escuche, pero transmitiendo tu mensaje con claridad.
Además, cuando hagas preguntas, asegúrate de que se dirigen a personas concretas y no a grupos generales; así evitarás confusiones entre todos los presentes por malinterpretar las intenciones de los demás.
Expresar los sentimientos con eficacia.
Otra característica importante implica expresar tus sentimientos con eficacia; esto significa ser sincero sobre lo que sientes sin intentar ocultarlo o minimizarlo. Es importante reconocer la emoción que sientes sin juzgarla y, a continuación, utilizar frases con «yo» para expresar tu opinión, respetando también la opinión de los demás.
Además, es importante utilizar un lenguaje positivo al hablar de temas difíciles o de desacuerdos: evita insultar y menospreciar a los que tienen opiniones contrarias, ya que esto puede hacer que la otra persona se sienta atacada y sólo empeorará las cosas en lugar de mejorarlas.
En este aspecto, una de las características clave es mantener una actitud positiva durante las charlas, ya que esto ayuda a que todos los implicados sigan siendo civilizados y respetuosos incluso cuando no están de acuerdo. Además, ayuda a mantener la compostura en las conversaciones acaloradas, y demuestra que se respetan todas las opiniones, por muy divergentes que sean.
Ser flexible pero saber mantener lo limites.
Estar abierto a las ideas y opiniones de los demás es un aspecto fundamental de la comunicación asertiva; esto permite que se llegue a un compromiso y que las relaciones entre los implicados en la conversación sigan siendo sólidas, incluso después de desacuerdos o debates. También ayuda a demostrar respeto por la perspectiva de otra persona, lo que a su vez contribuirá a crear un entorno de confianza y comprensión mutuas en el que todas las opiniones se valoran por igual.
Otra característica importante de la comunicación asertiva es mantener los límites personales; esto significa abstenerse de inmiscuirse en el espacio de otra persona o de hacer demandas que vayan más allá de lo razonable o apropiado. Esto no sólo demuestra respeto por la otra persona, sino que también garantiza que ambas partes se sientan cómodas con la otra durante las interacciones: establecer límites ayudará a mantener conversaciones productivas en lugar de llenas de conflictos.
Manejar los conflictos de forma constructiva.
Al final, los conflictos son inevitables cuando se trata de opiniones y creencias diferentes; sin embargo, es importante manejarlos de forma constructiva en lugar de dejar que se conviertan en discusiones a gritos. Para ello, esta habilidad puede ser una útil herramienta, ya que teniendo en cuenta todas las características que la definen, podemos:
- Mantenernos centrado en el tema en cuestión y evitar ataques personales.
- Utiliza el «yo» en lugar del «tú».
- Centrarse en que todos los implicados en la conversación vuelvan al buen camino.
- No desviarse por puntos menores no relacionados.
- Mantener la calma y la mente abierta.
Como vimos, la comunicación asertiva eficaz implica respetarte a ti mismo y a los demás, a la vez que intercambias ideas de forma directa pero respetuosa, algo que requiere práctica y dedicación. Todas estas características proporcionan un punto de partida para la gente que desea perfeccionar sus habilidades interpersonales a fin de fomentar relaciones sanas con las personas de su entorno.