
Cuando las personas creen en algo suelen reflejar sus creencias en su propia cultura de formas únicas y en el arte esto se vuelve más evidente porque se suelen dejar mensajes sobre su vida o las costumbres que existían en el pasado y en el estilo románico se puede apreciar la importancia de un tema en particular.
La religión siempre ha acompañado a las civilizaciones y en los periodos turbulentos que siguieron después de la caída del imperio romano es normal que se presentarán cambios en las sociedades europeas, pero sin importar que fuera la preferencia por una vida más rural o el surgimiento de una nueva devoción, todo esto se representó en esta corriente.
Arte románico.
A pesar de lo que se podría pensar con su nombre, este tipo de movimiento surgió en la edad media aproximadamente entre los siglos XI y XIII, y se fue desarrollando gracias a la influencia de culturas como la romana, la bizantina o la árabe, pero más importante que nada, debido al incremento de la fe de las personas y de la religión en general.
Después de las invasiones de los bárbaros Europa estaba en un período de recuperación donde el arte no tenía un estilo bien definido, y donde además se presentaban cambios en el estilo de vida de las personas. Como es tendencia en muchas de estas expresiones en la historia, surgió en respuesta al contexto que vivía la gente en ese momento. De esta manera, dicha corriente puede ser considerada como de las primeras formas de arte religioso en la época del cristianismo.
Características.
El arte románico se pudo expresar de diferentes formas, y en gran medida, debido a la necesidad de transmitir mensajes a la gente, que en su mayoría era analfabeta, razón por la cual necesitaban imágenes para poder entender. En este sentido, es destacable la relación de este movimiento con la vida rural de la edad media, la cual predominaba en esos tiempos, y donde había monasterios que podían ser considerados como los centros culturales de la época.
Arquitectura.
Esta es una de las áreas más destacadas, porque gran parte de los edificios, tales como las iglesias empezaron a edificarse con los estilos únicos de cada lugar, pero siempre unificados con el fin de la enseñanza o la peregrinación. Un aspecto que las destaca es la horizontalidad, porque no se trata de construcciones relativamente grandes. Otro punto notable es la utilización de las bóvedas, que reemplazaban los techos de madera utilizados en la cultura romana, y de la que incluso tenían dos estilos, de cunas, que son círculos o arcos, o de bordes, que tenían dos bóvedas apoyadas en pilares.
Otro detalle que la destacaba en su solidez, ya que se trataba de construcciones muy gruesas y resistentes. Lo anterior, sumado al incremento de la fe que tenía la gente y la cantidad de iglesias que se construían hizo que la mayoría de estos edificios fueron conocidos como las fortalezas de Dios.
Escultura.
En este caso se puede considerar como un complemento de la arquitectura, porque sus obras se utilizaban para adornar las entradas, ya fuera con estatuas o relieves, y tenían un fin didáctico para la gente porque mostraban un lenguaje visual narrativo de pasajes de la Biblia. Las representaciones simbólicas con seres fantásticos también son comunes para transmitir algún tipo de mensaje.
Pintura.
Los temas religiosos prevalecen en las obras románicas y como se buscaba que las personas que no sabían leer interpretarán lo que veían con imágenes, era más común ver este tipo de arte adornando las paredes de las iglesias o los monasterios. Se trataba principalmente de frescos y hasta murales, con una influencia bizantina y que también incluían temas como la rectitud humana.
Su estilo destaca el uso de colores brillantes y fuertes, sin aplicar ninguna clase de semitonos y cuidando el uso de las sombras. También es notable la deformación que tenían las figuras, porque la escala o profundidad no representaban adecuadamente los tamaños de cada persona, lo cual se hacía a propósito para mostrar la importancia de un santo, de un ángel o incluso de una acción.