El comercio internacional y el libre mercado tienen muchas características que benefician a los consumidores de todas partes del mundo, pero también hay situaciones donde la imposición de aranceles se vuelve necesaria, y aunque se podrían notar algunos efectos positivos, también pueden suceder cosas inesperadas.
Viendo este concepto como un impuesto más a las importaciones, se podría pensar que su aplicación es bastante normal en cualquier mercado al que se quiera entrar. Sin embargo, existen tratados que evitan su uso y dan otra clase de beneficios. Esto se debe a que si bien su aplicación tiene un fin muy claro, sus efectos también pueden perjudicar a quienes se busca proteger.
Ventajas de los aranceles.
Protección al mercado nacional.
Uno de los principales objetivos de este tipo de herramientas es evitar que haya una competencia desequilibraba donde los productos extranjeros que lleguen tengan precios tan bajos que perjudiquen a las empresas o industrias nacionales ya establecidas. En este sentido, dicho impuesto equilibra los precios y permite que se compita en las mismas condiciones.
Competitividad nacional.
Relacionado con lo mencionado anteriormente, es más factible que los productos creados en un propio país sean más competitivos si el entorno es justo. Esto no sólo tiene que ver con un ajuste de precios, ya que también impulsará el mejoramiento propio cuando se trata de igualar la calidad de otros productores.
Mantenimiento y generación de empleos.
Sin ayuda de los aranceles, se le haría un daño a las industrias y estas quebrarían, teniendo como resultado la pérdida de empleos y la desaparición del potencial de crear más. Por esta razón, cuando estas herramientas se aplican también se garantiza que las personas empleadas en comercios nacionales mantengan su trabajo.
Ingresos para el Estado.
Como al final lo único que se tiene es un impuesto más, en este caso aplicado a las importaciones, también se tiene otra fuente de ingresos que puede utilizar el gobierno para el financiamiento de servicios públicos, la creación de programas sociales, o cualquier actividad que requiera su población.
Fortalecimiento de la economía.
En general, permiten que una economía crezca y se fortalezca, porque se trata de dinero que es ingresado desde el extranjero. Además de que las industrias y las empresas de un país se mantienen sólidas en éste, por lo que son generadores de empleo e incluso tienen la posibilidad de expandirse internacionalmente.
Desventajas de los aranceles.
Conformismo e ineficacia.
Si se aplican de manera excesiva, al punto de que las importaciones se vean muy limitadas, se corre el riesgo de que los productores nacionales disminuyan la calidad de sus artículos y que se vuelvan más ineficientes. Este sería uno de los efectos de la falta de competencia, ya que los consumidores no tendrían mucho de donde elegir, mientras que los productores sabiendo que de una u otra forma sus bienes se venderán no tendrían muchas razones para mejorar.
Contrabando.
Otro de los efectos del aplicar los aranceles de forma excesiva es que se puede generar un contrabando de los productos gravados. Esto puede suceder en un intento desesperado de proteger a los comerciantes de un país, pero como existen cosas que al consumidor no le importaría adquirir más baratas, se genera un espacio que los contrabandistas pueden aprovechar para meter cosas como ropa, juguetes o hasta calzado.
Precios más caros para el consumidor.
Del lado de la población, todo esto se traduce en artículos más caros en el mercado. Esto se debe a que los productores buscan sacar algún beneficio de lo que venden, y con los impuestos ya aplicados normalmente son los consumidores los que pagan ese porcentaje en el producto final.
Pagar con la misma moneda.
Esta no es una acción que se pueda aplicar unilateralmente, ya que los demás países también tienen la posibilidad de responder de la misma forma y aplicar sus propios aranceles a lo que crean conveniente. En este sentido, usar esta herramienta sin una razón muy convincente genera un caos en el comercio internacional, ya que si todo el mundo grava los artículos, solamente habrá una inflación de precios que no beneficiará a nadie.