El jade es un material que ha estado con la humanidad desde hace miles de años y sus usos han variado durante estos tiempos por su gran resistencia, desde utensilios para cortar cosas, mascaras hechas con solo esta piedra, hasta joyas, que en la actualidad es como mejor se conoce.
Las civilizaciones antiguas le daban un valor al jade mucho mayor que el que se tiene por el oro en la actualidad, y es por esto que se tienen muchas piezas de esta piedra con diferentes formas en Asía y América, pero fue hasta años recientes, cuando se descubrió como estaba formado el jade, que se determinó adecuadamente su valor y además se clasificaron mejor sus distintas variedades.
Tipos de jade.
La palabra jade se refiere a dos diferentes minerales, la nefrita y la jadeíta, que fueron las diferentes composiciones que se descubrieron al ver que esta piedra se separaba en dos tipos.
Nefrita. Esta es la forma más común que existe y la gama de colores que tiene es muy variada ya que puede ir desde un verde oscuro y claro hasta tonos blancos, amarillentos o rojizos. Tiene una dureza de 6 a 6.5 en la escala de Mohs por lo que es más suave que sus otras contrapartes. Esta versión es la que más se encontraba en Asía en la antigüedad por lo que todo aquello que use encuentre hecho de jade de hace cientos de años probablemente sea nefrita.
Jadeíta. Encontrar el mineral en esta composición es más difícil pero en cambio es más resistente ya que tiene una dureza de 7 en la escala de Mohs y por lo mismo se puede pulir de mejor manera para darle un brillo más atractivo. También se encuentra en diferentes colores, yendo desde el más común que es el verde hasta algunas piezas rosas o azules, siendo una mejor transparencia la diferencia con la nefrita.
Además, en el caso de la jadeíta se tiene una clasificación aparte de acuerdo al tratamiento utilizado para el mineral.
- Tipo A. Las piezas en este caso son cubiertas con una capa de cera, siendo éste, el método más tradicional. Primero limpia la pieza en agua hirviendo, después se secan y se les agrega cera derretida, que llena los poros del mineral, y una vez que se enfría solo se remueven los excesos de cera y se pule una ultima vez.
- Tipo B. El tratamiento incluye mojar la pieza con ácido sulfúrico para remover manchas de oxidación y que su color se aclare. También se agrega resina o cera a los poros o fracturas que pudiera tener y como resultado se obtiene una mejora en la textura, brillo y color. El detalle con esta opción es que con el tiempo el material se deteriora.
- Tipo C. Este tratamiento es similar al tipo B pero aquí el color se aclara aun más y justo como en el caso anterior, con el paso del tiempo la pieza se desgasta pero con este método lo hace más rápido.
Vemos que existe una confusión sobre el termino de la palabra jade y que en realidad es un termino que engloba lo que podríamos llamar, los dos tipos de jade puro. Son minerales que han acompañado a las personas durante mucho tiempo, tanto por su belleza como por su utilidad y por esta misma razón es normal que no sea fácil verlas como dos joyas distintas.