Un juicio de valor es una decisión que tomamos basándonos en nuestros valores. Una opinión, un pensamiento o un sentimiento entra en esta situación si se basa en la ética humana. Sin embargo, es una línea muy delgada determinar qué es exactamente lo que podemos juzgar, por lo que para saber la respuesta, hay que saber en qué consiste esta actividad.
¿Cuál es la definición de un juicio de valor?
Se trata de una evaluación basada en la propia experiencia personal y crítica, la cual no pretende describir un elemento de la realidad, sino juzgar esa característica como buena o mala.
Todos hacemos esta clase de análisis sobre el mundo que nos rodea y damos por sentado que las cosas son como deben ser. En este sentido, dichos pensamientos suelen hacerse de forma instintiva, sin pensar demasiado, se nos ocurren en un instante. Pueden basarse en nuestras propias experiencias o en cosas que hemos oído o leído.
Podemos apreciar el por qué algo es importante para nosotros o porque es útil para otra persona. Son elementos que forman parte de nuestra rutina diaria y nos hacen reflexionar, además de que los utilizamos como un estándar para determinar que es bueno o malo.
Impacto personal.
Esto tiene una influencia significativa en nuestra vida y en la forma en que tratamos a los demás. Los juicios valorativos que hacemos a veces pueden ser inspiradores y nos animan a mejorar nuestra vida y la de los demás a nuestro alrededor. Sin embargo, en algunos casos, pueden llevarnos por caminos conflictivos, lo que provoca dificultades en el hogar y en el trabajo.
En general, pueden servir la mayoría de las veces para influir en las acciones de las personas. Si se declara que la desigualdad es injusta, se busca cambiar el comportamiento de las personas de alguna manera para que esa realidad injusta deje de serlo.
En consecuencia, el objetivo de un juicio de valor negativo es eliminar la información valorada negativamente. Para que exista o siga existiendo una valoración favorable, hay que tener una evaluación positiva que surgirá después de cambiar o corregir ciertas actitudes.
¿Cuáles son los pasos que intervienen en su elaboración?
Para vivir nuestra vida, siempre realizamos análisis y solemos juzgar las cosas con las que interactuamos. Nos ayudan a descubrir nuestros valores y objetivos en la vida y en general, es algo que hacemos a diario sin darnos cuenta. La comida, por ejemplo, es un objeto de evaluación de valores cuando comentamos que nos gusta y de igual forma, también estamos emitiendo un juicio cuando afirmamos que la comida no es de nuestro agrado, a pesar que dichas palabras podrían ofender a alguien.
De esta forma, creamos juicios de valor de tres maneras: clasificando, comparando y equilibrando varios factores.
Es más fácil comprender las cosas cuando se dividen en categorías. Al clasificar la comida o un juego, alguien también puede declarar que es su preferido. Esto ayudar a recordar y entender mejor nuestros gustos, pero la categorización también ayuda a tomar decisiones, ya que nos permite saber qué elementos son más adecuados para determinadas situaciones.
En otro aspecto, para entender por qué un artículo es superior a otro, tenemos que compararlo con otra cosa. Decir que un deporte es el favorito, por ejemplo, ya lo pone en una posición donde se indica cuál es más agradable de acuerdo a ciertos factores. En este sentido, hacer juicios es más fácil si nos permite comparar
¿Cómo llegamos a nuestras conclusiones?
Este tipo de análisis suelen basarse en nuestros propios ideales, tanto los valores personales como los valores de las organizaciones de las que somos parte son ejemplos de lo que entendemos por principios.
La toma de decisiones basada en valores tiende a ser más precisa y natural que las decisiones basadas en otras consideraciones, como las financieras. Al estar basadas en nuestras creencias, las decisiones que tomamos tienden a ser más seguras de sí mismas. Por ello, es esencial que identifiquemos nuestros principios que guían nuestras elecciones a lo largo del proceso.
Juzgar lo que vemos con lo que sabemos.
Nuestra capacidad de emitir juicios valorativos es uno de los procesos mentales más importantes que utilizamos a diario. Su uso nos ayuda a dar sentido a una cuestión complicada y a decidir qué es lo mejor para nosotros y para los que nos rodean. Al final, podría parecer que son estereotipos o prejuicios los que lo fundamentan, pero en realidad son observaciones que viene desde las ideas propias de la gente y funcionan como un reflejo de lo que son esas personas.