Una de las características más importantes de los humanos ha sido su capacidad para construir toda clase de herramientas, ya sea para ayudar en sus labores o incluso para hacer más fácil y cómoda su vida, pero entre todas las cosas que se han hecho siempre han destacado los muebles y enseres.
Si bien podría parecer evidente a que hacen referencia estos términos, la realidad es que generan una confusión cuando la gente no es capaz de determinar qué exactamente es considerado como parte del mobiliario. Esto se debe en parte a que son elementos con los que interactuamos a diario y no se les da mucha importancia, pero también por esto vale la pena conocer más del tema.
Muebles y enseres.
Se trata de todos los objetos fabricados con el propósito de servir como un apoyo para las personas en sus actividades más simples. Dependiendo del lenguaje tienen diferentes interpretaciones, pero la raíz más aceptada es la del latín, mobilis, que significa móvil, lo cual hace alusión a una de sus características, ya que para ser considerado en esta categoría deben poder moverse.
Normalmente son cosas que asociamos al hogar, pero un detalle importante es que también se encuentran en áreas de trabajo y también funcionan como un complemento para las labores de los profesionales. Aunque su propósito general está orientado al uso o apoyo en tareas, también pueden tener un fin religioso o hasta cultural.
Historia.
Básicamente se trata de un concepto que tiene miles de años, porque nuestros antepasados utilizaban rocas o troncos para sentarse, y desde ese entonces ya tenían una idea general de lo que podía ser la comodidad.
En este caso se puede ver la evolución que han tenido las bancas de las iglesias, ya que conforme fueron aumentando los fieles, también se tenía la necesidad de acomodarlos de forma adecuada en el espacio de la iglesia. En este sentido, se pasó de usar sillas individuales a utilizar las bancas largas en las que se sientan familias enteras y que además suelen tener una parte acolchonada para poder arrodillarse.
Esto nos muestra que las aplicaciones de los distintos artefactos existentes son una respuesta para adaptarse a las necesidades de las personas y a la situación del lugar.
Arte.
De igual forma, debido a que el mobiliario es construido desde cero con una gran cantidad de estilos y formas, han llegado a considerarse una expresión más de arte. Esto se debe a que a través de los tiempos ha sido un elemento en el que escultores, carpinteros o artistas han podido plasmar sus ideas. En este sentido, se tienen una cantidad inmensa de estantes o sillas que reflejan desde las tendencias del renacimiento, hasta los cambios que trajo la era moderna, por lo que además de su función básica también pueden tener un propósito decorativo.
Uno de los mejores ejemplos que existen de la adaptación de las artes se da con todos los movimientos artísticos contemporáneos en la arquitectura o el diseño. Ahora es posible ver mesas con un aspecto surreal, en el que se combinan la imaginación de los artistas con todos los elementos funcionales que tiene un asiento o un estante para cualquier actividad.
Cultura.
Todos los estilos que se van generando son una representación de su lugar de origen, por lo que también es posible entender ciertos aspectos culturales de las civilizaciones al ver todos sus artefactos. En este sentido, se trata de objetos que podemos distinguir fácilmente, ya sea por las decoraciones que tienen, por la mezcla de colores o incluso por los grabados de leyendas o historias fantásticas.
¿Qué no es considerado como muebles y enseres?
Para entender más fácilmente esta cuestión, basta con referirse al significado de dichos términos, ya que lo primero que se establece es que se trate de objetos móviles, pero también que sean cosas que funcionan como un apoyo para vivir o trabajar.
Esto es lo que causa que muchas personas no consideren a los dispositivos electrónicos en este grupo, ya que se puede prescindir de ellos y es posible seguir viviendo cómodamente, además de que aparatos como la televisión no son necesarios para el trabajo.
Debido a esto, artículos como las camas o los escritorios siempre son considerados, ya que en éstas es posible dormir, mientras que los últimos se suelen utilizar para trabajar tanto en el hogar como en la oficina. Aún así, es un hecho que la línea que separa a todos estos elementos es muy ambigua y se genera un debate sin fin sobre qué es realmente lo que se podría considerar.