Cada día experimentamos muchas cosas distintas con nuestros cinco sentidos que nos llegan desde todos los ángulos. Todo esto genera un estímulo, por lo que no es de extrañar que a veces nos sintamos abrumados y estresados. En este aspecto, cualquier cosa que produzca una respuesta en nosotros se considera un estímulo. Puede ser algo tan simple como un sonido o un olor. Puede que ni siquiera seamos conscientes de todas las formas en que respondemos a todas las cosas a nuestro alrededor.
En el condicionamiento clásico, tenemos conceptos como la discriminación y la generalización de estímulos, que explican de cierta manera como respondemos de una manera determinada a nuestro entorno. Después de todo, nuestro cerebro está constantemente intentando dar sentido al mundo que nos rodea y discernir qué es importante y qué no. Al final, prestar atención a los detalles de nuestra vida puede ayudarnos a centrarnos en lo importante y a tomar mejores decisiones.
¿Qué es la discriminación de estímulos?
Se trata de la capacidad de responder de forma diferente a distintos estímulos. Por ejemplo, si ves un perro y un gato, puedes distinguirlos porque has aprendido a diferenciar entre los dos animales. Por esta razón se trata de una habilidad importante, ya que nos permite responder adecuadamente a diferentes situaciones.
Después de todo, es algo que realizamos en muchos aspectos de la vida, como elegir entre diferentes alimentos, escoger un color específico o reconocer la cara de un amigo en una multitud. Las personas que manejan esto de manera eficaz son capaces de identificar rápidamente y con precisión las cosas deseadas.
¿Qué es la generalización del estímulo?
Es cuando respondemos a un estímulo de la misma manera independientemente de sus características específicas. Por ejemplo, si vemos un perro y un gato, podemos tratar a ambos de la misma manera porque los dos son animales. Esto puede ser útil en algunas situaciones, pero también puede acarrear problemas si no tenemos en cuenta las diferencias que pueden existir entre todas las respuestas posibles.
En este aspecto, la respuesta a una acción es similar, pero no idéntica, al estímulo original. Puede ser útil en situaciones en las que el impulso original no está disponible o no es práctico. Sin embargo, también puede conducir a errores, como cuando un perro se sienta en respuesta a la orden «quieto».
¿Por qué es importante entender la diferencia entre ambos?
Cuando se trata de la discriminación y la generalización de estímulos, ya vimos que hay una gran diferencia entre ambas. El primero nos habla sobre como un individuo es capaz de responder de forma diferente a dos escenarios diferentes, mientras que el segundo es cuando un individuo responde de la misma forma a dos situaciones diferentes.
En este aspecto, cuando se trata de aprender, es importante ser capaz de diferenciar entre diferentes elementos para poder identificarlos como algo distinto, lo cual significa ser capaz de distinguir entre sus características, ya sea desde como comportarnos con amigos o desconocidos, o hasta la vestimenta que utilizamos para cada ocasión.
Sin embargo, también es importante ser capaz de generalizar la información. Esto significa ser capaz de tomar lo que se ha aprendido sobre algo y aplicarlo a otra situación similar, como por ejemplo, en un carro, ya que a pesar de haber tantos modelos distintos, al saber manejar uno, prácticamente podemos controlar cualquier modelo.
En este sentido, tenemos habilidades importantes para el aprendizaje. Sin discriminación, no podríamos aprender nada nuevo, mientras que sin la generalización, no podríamos aplicar nuestros conocimientos a nuevas situaciones.
Aprendizaje seleccionado.
Al final, se trata de conceptos importantes en el aprendizaje. Garantizan que la información que recibimos se procese de forma eficaz y que no nos veamos abrumados por demasiados detalles. Después de todo, uno de los mayores retos del aprendizaje es que la misma información suele ser presentada de forma diferente por muchas personas.
En este caso, una forma de pensar en los efectos de un estímulo es que éste aumenta o inhibe nuestra capacidad de aprendizaje y que éstos pueden adoptar muchas formas diferentes, por lo que aprendemos a lo largo de nuestra vida a identificarlos.
En este aspecto, nos ayudan con la intención, ya que tanto si el objetivo es recordar un hecho como completar una tarea, tener una intención nos ayudará a ceñirnos a la tarea y maximizar nuestra capacidad de aprendizaje. También ayudan con la velocidad con la que aprendemos algo, porque la cantidad de información que podemos procesar a la vez está relacionada con todos los detalles que podemos discernir correctamente.
Con toda la información que está disponible, hay muchas cosas que se pueden aprender, pero no todas van a ser eficaces. Por esta razón, se debe encontrar lo que va a ayudarnos a conseguir nuestros objetivos y a sacar el máximo provecho al tiempo. Al elegir las cosas correctas para aprender, serán más fáciles de recordar y se podrán utilizar en situaciones futuras.