El conflicto es una parte natural de la vida. Es simplemente el resultado de que dos personas más tengan necesidades, deseos o valores diferentes. Si bien es frustrante, también puede ser una oportunidad para crecer y aprender. Al fin y al cabo, esto solo presenta problemas cuando nosotros lo permitimos, porque hay varios estilos para su resolución.
Cuando las personas tienen opiniones diferentes, puede ser difícil encontrar un terreno común. Sin embargo, hay quienes son más propensas al conflicto que otras, por lo que siempre habrá margen para la armonía. Es importante saber cómo encontrar soluciones de forma saludable, ya que estas diferencias son inherentes de la naturaleza humana, por lo que hay que encontrar un equilibrio donde todos estén de acuerdo, ya sea mediante la discusión o la mediación, u otras veces por medio de métodos más contundentes.
¿Qué es la resolución de conflictos?
Es el proceso para darle solución a una disputa entre dos o más partes. Puede utilizarse para resolver problemas personales, empresariales, académicos y muchas cosas más. En este sentido, puede implicar la mediación, la negociación, el arbitraje u otras formas de dialogo. Por esta razón, existen diferentes estilos que la gente tiende a utilizar.
Esto se debe a que algunas personas son más conflictivas, mientras que otras tienden a evitar los problemas por completo. En este aspecto, se tienen cinco maneras de abordar la situación, cada una con sus características únicas. Cada uno tiene sus propios pros y contras y, a la hora de elegir es importante tener en cuenta la situación, las personas implicadas y el resultado que se espera conseguir, de modo que al conocer las herramientas con las que se cuenta, es posible controlar el ambiente de manera adecuada.
- Colaboración. En este, ambas partes trabajan juntas para encontrar una solución que les convenga a todos.
- Competitivo. Aquí, ambas partes intentan ganar a toda costa.
- Complaciente. Una de las partes cede ante la otra para hacer que la situación no se salga de control.
- Evasivo. En esta situación todos evitan el conflicto por completo.
- Compromiso. Con esta forma, las personas pueden llegar a un acuerdo.
Ventajas y desventajas de cada estilo.
Como vimos, existen diferentes maneras de abordar una situación tensa y aunque puede parecer que algunas son menos efectivas, todos tenemos diferentes maneras de afrontar los conflictos. Por esta razón, lo mejor es encontrar el estilo que mejor se adapte a cada uno conociendo sus pros y contras.
Evasivo.
Este estilo consiste en evitar el conflicto por completo. Esto puede significar ignorar el problema o retirarse de la situación. Aunque este enfoque puede ayudar a evitar una escalada, también significa que el problema nunca se aborda realmente y puede complicarse con el tiempo.
Ventajas:
- Puede evitar mayores problemas.
- No requiere mucho esfuerzo.
Desventajas:
- No se resuelve nada.
- Puede provocar resentimiento y amargura.
Puede utilizarse cuando el asunto no es lo suficientemente importante como para justificar una confrontación o cuando se sabe que ninguna de las partes va a ceder.
Competitivo.
Se trata de un enfoque asertivo donde se busca tener la razón sobre los demás. Puede ser eficaz para conseguir lo que quieres, pero también puede ser contraproducente si no se hace de forma respetuosa.
Ventajas:
- Conseguir resultados.
- Uno se siente escuchado y respetado.
Contras:
- Puede intensificar el conflicto si se hace de forma irrespetuosa.
- Tomar las cosas personalmente y como un ataque.
A pesar de todo, suele ser un enfoque problemático si no se tiene cuidado. Las personas ven cada desacuerdo como una competición que tienen que ganar. Esto puede provocar problemas en las relaciones, tanto personales como profesionales.
Colaboración.
Implica que ambas partes trabajen juntas para encontrar una solución que satisfaga las necesidades de todos. Esta puede ser una forma muy eficaz de solución, pero también puede llevar mucho tiempo y puede no ser posible si hay un desequilibrio de poder.
Ventajas:
- Solución con la que todos estén contentos.
- Genera confianza y cooperación entre las partes.
- Dar lugar a una solución duradera.
Contras:
- Más tiempo que otros enfoques.
- La jerarquía tiene mucha relevancia.
Cuando dos o más partes son capaces de reunirse y comunicarse abiertamente sobre sus diferencias, suelen encontrar una solución con la que todos están de acuerdo. Este proceso requiere comunicación, paciencia y la voluntad de comprender la perspectiva de la otra parte.
Compromiso.
Implica que ambas partes lleguen a un acuerdo para alcanzar una resolución. Puede ser una forma eficaz, pero también puede dejar a ambas partes con la sensación de no haber conseguido lo que querían.
Ventajas:
- Ayudar a todos a encontrar un punto medio.
- Puede ser más rápido que otros enfoques.
Contras:
- Suele generar insatisfacción en los involucrados.
- No es posible si las demandas de cada quien son muy diferentes.
Puede utilizarse cuando ambas partes están igualadas y ninguna está dispuesta a ceder por completo. Sin embargo, es importante recordar que no todas las situaciones son aptas para el compromiso. En algunos casos, es posible que una de las partes tenga que ceder más de lo que se siente cómoda para llegar a un acuerdo.
Complaciente.
Con este estilo una de las partes ceda a las demandas de la otra. Aunque se llega a una solución, también es posible que quede una sensación de que se aprovechan de ti.
Ventajas:
- Evitar una mayor escalada del conflicto.
- Más rápido.
Contras:
- Trato desigual.
- No hay acuerdo si las demandas son injustas.
Este estilo implica ceder a las necesidades o demandas de la otra persona, incluso si eso significa sacrificar los propios intereses. Suele utilizarse cuando la otra persona es más poderosa o cuando no merece la pena luchar por el asunto en cuestión.
Ideas para cada persona.
Cuando se trata de la resolución de conflictos, no hay un enfoque único que sirva para todos. La clave es conocer los diferentes estilos y saber cuándo utilizar cada uno de ellos. Después de todo, conociendo bien las herramientas disponibles es como uno puede estar mejor preparado para cualquier tipo de problema.
Es posible que tengas que utilizar un enfoque diferente con tu jefe que con un compañero de trabajo. Al final, lo importante es ser respetuoso y tratar de encontrar un punto en el que todos puedan convivir. Aun así, hay algunos consejos generales que pueden ayudar. Hay que mantener la calma para pensar con más claridad y tomar mejores decisiones. También vale la pena intentar ver las cosas desde la perspectiva de los demás. Sin embargo, lo más importante que debemos recordar es que todos tienen que ceder un poco para llegar a un acuerdo, por lo que es mejor trabajar juntos para encontrar un buen equilibrio.