La importancia de escuchar y ser escuchado es fundamental para el éxito de cualquier relación, ya sea personal o profesional. El respeto y la consideración que demuestran al hacerse eco del punto de vista del otro son indispensables para establecer una buena comunicación. Sin embargo, muchas veces nos encontramos en situaciones en las que no somos ni escuchados ni tenidos en cuenta.
Esto puede generar frustración e incluso resentimiento. Por eso, es importante practicar la escucha activa, ya que de esta forma podremos responder de manera efectiva y evitar malentendidos. Esto requiere de esfuerzo y concentración, pero vale la pena practicarla. Al hacerlo, estaremos demostrando nuestro respeto por los demás y contribuyendo a mejorar el ambiente laboral.
¿Qué es la escucha activa?
Es una habilidad importante que todos podemos aprender y desarrollar. Se trata de prestar atención no solo a las palabras que se están diciendo, sino también al lenguaje corporal y la expresión facial. También implica hacer preguntas para aclarar lo que se entiende y poder responder de forma adecuada. En este sentido, es fundamental en todas las relaciones.
Después de todo, cuando prestamos atención y respetamos lo que los demás nos quieren decir, establecemos un clima de confianza y abrimos la puerta a un diálogo fructífero. De esta forma, podemos mejorar nuestro entorno y trabajar juntos de forma más eficaz.
La importancia de la escucha activa en el ambiente laboral.
Prácticamente es una habilidad muy importante que se puede aplicar tanto en el entorno personal como profesional. En el trabajo, es fundamental para establecer buenas relaciones interpersonales, mejorar la eficacia y productividad de las tareas y, sobre todo, para evitar malentendidos y conflictos.
Ayuda a los empleados a sentirse valorados y respetados y además, también puede mejorar su productividad y reducir el estrés. En este aspecto, las personas que se sienten apoyados por sus compañeros y jefes son más propensos a rendir al máximo e incluso permanecer con la empresa durante más tiempo.
Al final, escuchar y ser escuchado es importante para que los trabajadores estén contentos en su puesto. Si no les damos oportunidades de expresarse, se sentirán frustrados e incluso pueden llegar a desmotivarse. Por lo tanto, es crucial saber lo que piensan con el fin de mantenerlos felices y motivados durante sus jornadas laborales.
No obstante, esto no significa que debamos dejar de lado nuestras propias necesidades y expectativas, pero comprendiendo mejor sus puntos de vista, será posible tomar las mejores decisiones en beneficio del negocio.
Cómo aplicarla al trabajo.
Aunque parezca sencillo, practicar la escucha activa requiere de cierto esfuerzo y disciplina. Algunas formas de hacerlo son:
- Prestar atención no solo a lo que se dice, sino también a la forma en que se dice.
- No interrumpir al hablante.
- Resistir la tentación de dar nuestra opinión o solucionar el problema inmediatamente.
- Hacer preguntas abiertas para comprender mejor lo que se está diciendo.
- Evitar juzgar o emitir opiniones precipitadas.
- Tratar de empatizar con el hablante.
- Mostrar un lenguaje corporal adecuado.
- Escuchar sin distracciones y apagar el teléfono, cerrar las puertas, etc.
Es importante que las personas que participan en el proceso de trabajo sean capaces de oír lo que los empleados cuentan, ya sea verbalmente o por medio de la comunicación escrita. Si podemos entender y apoyarnos mutuamente, tendremos mayor probabilidad de lograr resultados positivos.
Por ello es importante tener presentes todos aquellas ideas y sugerencias que la gente transmite durante las reuniones. Además, debemos ser capaces de preguntarnos qué es lo que ellos desean realmente y no simplemente ignorarlos sin pensarlo dos veces.
Muchas veces saber qué prefiere un empleado ayuda mucho a satisfacer sus demandas en el momento correcto. Para este propósito es convenientemente analizar cada caso concreto para determinar qué acción requiere el trabajador actualmente y luego ofrecer soluciones adecuadas basadas en dicha información.
También es recomendable reflexionar sobre cómo ciertas áreas podrían beneficiarse con los equipos que ya se tienen o unos nuevos. En este aspecto, estudiar detalladamente permite identificar problemas antes de que se produzcan conflictos significativos dentro del grupo organizacional.
Poner atención.
Tomarse el tiempo para escuchar es fundamental, ya que nos permite entender mejor a los demás y saber cómo podemos ayudarlos. A veces, solo necesitamos una buena conversación para darnos cuenta de lo mucho que tenemos en común con otras personas.
Escuchar atentamente también nos ayuda a construir relaciones más fuertes y duraderas. Si ponemos atención, podremos descubrir cosas nuevas y aprender mucho. Después de todo, cada individuo tiene algo que ofrecer, y cuando nos tomamos el tiempo para escuchar, estamos abriendo la puerta a un mundo de posibilidades.