
La persuasión se encuentra a diario. Es un arte utilizado por muchos para influir, convencer y motivar a otros para que realicen una acción determinada o cambien su forma de pensar. Cuando se utiliza correctamente, la persuasión puede ser una herramienta muy poderosa. Por esta razón cuenta con ciertas características que la hacen más efectiva y la distinguen en todas las técnicas en las que se utiliza.
Tratar de convencer a alguien no es fácil y, aunque es posible practicar nuestras habilidades, también es necesario saber que piezas clave conforman este tema tan particular. Después de todo, es una herramienta muy utilizada en diversas áreas y a pesar de tener una connotación negativa, la realidad es que suele presentarse de maneras diferentes.
La persuasión y sus partes.
Este concepto hace referencia al proceso de convencer a alguien para que crea o haga algo. Puede ser una herramienta increíblemente poderosa, y entender cómo funciona puede ayudarte en muchos aspectos diferentes de tu vida.
Hay muchas técnicas diferentes de persuasión, pero todas comparten algunos elementos comunes. En primer lugar, debes conocer a tu público. ¿Cuáles son sus deseos y necesidades? ¿Cuáles son sus valores y creencias? Una vez que conozcas estos aspectos, podrás empezar a elaborar tu mensaje de forma que resuene en ellos.
En este aspecto, las partes más importantes son:
- Fuente. Se trata del origen del mensaje, el cual puede ser una persona, anuncios, un folleto, etc.
- Receptor. El publico a quien van dirigidas las palabras.
- Mensaje. La información que se quiere transmitir.
- Canal. Los medios por los cuales se da a conocer la información.
Sabiendo esto es posible crear un argumento más convincente, ya que todos estos elementos se relacionan entre si, y su conexión crea un entorno por el cual es más sencillo saber que hacer.
En este sentido, piensa en lo que quieres conseguir con tus palabras. ¿Intentas conseguir que realicen una acción concreta? ¿O simplemente quiere que cambien de opinión sobre un tema determinado? Esto quiere decir tener claro el objetivo antes de empezar a hablar. Cuanto más lógica y convincente sea tu argumentación, más probable será que consiga convencer a alguien.
No hay que olvidar el poder de la apelación emocional. A menudo, no son sólo los argumentos racionales los que convencen a la gente, sino también los emocionales. Así que asegúrate de aprovechar ambos cuando elabores tu mensaje.
Aunque todo salga bien, también hay que ser consciente de las objeciones que puedan tener. Anticipa tus contraargumentos y ten preparadas las respuestas. De este modo, podrás evitar cualquier objeción antes de que se presente algún inconveniente.
Elementos de la persuasión.
Desde hace mucho tiempo se han tenido varias ideas con respecto a los elementos que conforman este tema. En este aspecto, desde los tiempos de Aristóteles, ya se tenia una clasificación donde los elementos esenciales de los argumentos persuasivos se dividían en logos (razonamiento lógico), ethos (convicción moral) y pathos (apelación emocional).
Logos.
Es la palabra griega para «lógica», y es el elemento de persuasión que apela al sentido de la razón del público. Un buen argumento del logos será claro, estará bien organizado y se basará en hechos y pruebas. Apelará de forma lógica al intelecto del público y a su capacidad para procesar la información.
Por ejemplo, si tratamos de vender un producto, utilizaremos argumentos lógicos para convencer al cliente de que merece la pena comprarlo. Se podría hablar de cómo el producto es mejor que otros similares en el mercado, o de cómo resolverá un problema específico que tiene el cliente con evidencias o casos de uso.
Ethos.
Se trata de la parte que apela a la ética, ya que es el uso de la credibilidad o el carácter. Para que el ethos sea eficaz, el público debe percibir al orador como creíble, por lo que éste debe ser alguien en quien el público confíe y respete.
Para que esto sea eficaz, el público debe creer que la persona es un experto en el tema. Este modo de persuasión se utiliza a menudo en la publicidad, donde se intenta que el público confíe en el mensaje para que compre su producto.
Pathos.
El elemento de persuasión de Aristóteles, el pathos, se basa en la emoción. La idea es apelar a las emociones del público para convencerlo. Para ello, se pueden utilizar historias, estadísticas o cualquier otra cosa que toque su fibra sensible.
Argumentaba que es más probable que las personas sean persuadidas si sienten una conexión emocional con el mensaje. Esto se debe a que las emociones pueden afectar a nuestra capacidad de pensar con lógica y tomar decisiones. Cuando estamos cargados emocionalmente, es más probable que actuemos de forma impulsiva y tomemos decisiones basadas en nuestros sentimientos en lugar de la razón.
Dos lados de la moneda.
Como se mencionó, este tipo de temas suelen verse con una connotación negativa por el mal uso que pueden darle algunos individuos. Sin embargo, conocer más sobre esto también puede ayudar a la gente a identificar las intenciones de los demás y desarrollar cierta resistencia a los argumentos que les planteen los demás.
Esto significa ser capaz de defenderte a ti mismo y lo que crees, incluso si alguien está tratando de convencerte de lo contrario. Puede ser difícil hacerlo, pero es importante recordar que tienes derecho a tener tu propia opinión y que no tienes que ceder sólo porque otra persona no esté de acuerdo contigo. Si bien es algo que en la practica es más complicado, lo importante es empezar sabiendo que se tienen las herramientas para formar ideas propias.