A lo largo de la historia la humanidad ha encontrado distintas formas para expresar sus ideas en forma de arte u otro tipo de manifestaciones. Gracias a esto se han generado corrientes únicas que se destacan ya sea en la pintura, la arquitectura, la literatura o incluso en todo, y en este caso en particular el realismo no se queda atrás.
Sin importar si se trata de negar una filosofía anticuada o tratar de marcar una nueva tendencia, siempre surgen ideas frescas que generalmente contradicen o sirven como una antitesis de lo que vino antes, y en este sentido, se cuentan con elementos que contrastan con la fantasía o el espiritualismo de autores pasados y en vez de eso se empieza a ver el mundo con una perspectiva más auténtica.
Realismo.
Este movimiento fue uno de los tantos efectos que tuvo la revolución industrial, porque la forma de vida de las personas sufrió un cambio radical y esto se reflejó tanto en la misma sociedad como en las artes. Atrás quedan las ideas espirituales o el subjetivismo del romanticismo y se da paso a la objetividad, mezclada con las tendencias científicas que surgían en el siglo XIX.
Tal como lo indica su nombre, es una corriente encargada de mostrar el mundo de la manera más creíble posible. Por esta razón los artistas se guiaban más por los hechos y sus temas estaban influenciados por problemas sociales y hasta políticos.
Origen.
Surge en la segunda mitad del siglo XIX, en las etapas de consolidación de la era industrial, en un contexto caracterizado por la agitación social y la tensión política europea. Vino acompañada con un gran desarrollo tecnológico y científico que al final determinaría su inclinación por la objetividad. Un punto de referencia para su comienzo es en el año de 1857, con la publicación de la obra de Gustave Flaubert, Madame Bovary.
Características.
En el conjunto de sus ideas es donde se encuentra una de sus principales cualidades, ya que prácticamente es lo opuesto al romanticismo. Esto se debe a que se dejan de lado las idealizaciones de los humanos y éstos se muestran tal como son, con debilidades y defectos. Además, también se abandona la visión de un mundo ideal porque se abordaron temas sobre muchos problemas sociales correspondientes al contexto histórico de la época.
Como se mencionó, el objetivismo es el pilar del realismo, de modo que los sentimientos o las opiniones no aparecen, se suele utilizar un lenguaje más culto y las descripciones cuidan mucho los detalles para incrementar la autenticidad de lo que se lee o imagina. El ambiente, las acciones o incluso los pensamientos pueden tener una gran cantidad de adjetivos, todo por el simple hecho de hacerlo más creíble.
Dos de los aspectos más importantes se presentan con el universalismo y el materialismo, porque con el primero se le da preferencia a lo que está en nuestro exterior, olvidándose del yo, o del individualismo del romanticismo, mientras que el segundo punto niega el sentimentalismo y hace que se cuestionen muchas cosas establecidas como el propósito del matrimonio o la naturaleza del amor.
Las críticas abarcan muchas organizaciones o estructuras sociales, ya que la desigualdad era muy evidente y siempre se podía escribir algo sobre la indiferencia de la clase burgués. En este sentido, las nuevas industrias e incluso la religión generaban temas sobre los que hablar.
Por esta razón es que los realistas investigan mucho el comportamiento humano y los personajes que aparecen en estas obras son personas comunes y corrientes. Esto nos lleva a la utilización del narrador como un elemento en tercera persona que actúa de forma imparcial y donde sólo ve el mundo a su alrededor desde el exterior.
Debido a las influencias científicas de los autores, la narrativa suele mezclar el análisis de la mente de los personajes, lo cual se nota en distintos textos cuando el desarrollo de la historia se ve interrumpido para que el mismo narrador explique lo que sucede de una forma coherente y sin ningún trazo de subjetividad.
En áreas como la pintura prácticamente se considera como el precursor del arte moderno porque es de las primeras corrientes que ve la vida cotidiana como un material de inspiración para las obras. Muchos cuadros de este periodo muestran el aspecto social de la época con personajes en ambientes rurales, bien detallados, y que también evocan los problemas de la población de una forma muy sutil.
Así como la literatura, la pintura genero un contraste con el pasado donde las obras de carácter histórico eran muy recurrentes y en vez de eso, se dio paso a la representación de la vida tal y como es, enfocándose tanto en la clase trabajadora como en los burgueses, pudiendo mostrar cuadros con gente trabajando, comiendo y en general, haciendo cosas ordinarias.